CAP 1
Al principio no supe que pensar, ¿por qué era tan grande tu odio hacia mí?
¿Que era lo que te había hecho para hacerme merecedor de tus constantes acosos?
No cabía en mi cabeza como una persona puede despertar un sentimiento tan grande de odio y rencor en otro sin saber el motivo. Por más que trataba de analizar mis acciones para contigo no había nada en ellas que acreditaran tu maltrato, al menos yo no las encontré. ¿Qué era lo que te hacía ser tan cruel? ¿Por qué me utilizabas de esa forma?
¿Solo era calentura? ¿Solo eso provocaba que te acercaras a mí? Y si así era ¿por que eras tan desalmado conmigo? ¿Por qué decías palabras tan despiadadas? ¿Por qué vertías en mi…el veneno de tu alma?... No entendía, en verdad que no, me habría gustado preguntarte esto hace mucho tiempo, pero nunca tuve el valor. Y ahora que no estás más aquí, mi corazón no encuentra consuelo. Las dudas me persiguen, sin poder lidiar con ellas, sin ser capaz de sacarlas de mi cabeza, sin hacer nada más que añorar tus caricias sobre mi cuerpo… Soy un débil… lo sé, pero te amaba…, no… te amo, este sentimiento no puedo arrancarlo de mi ser, sigue palpitando en mi interior como la hacía años atrás, solo que más fuerte y más dolorosamente…
La vitalidad que me proporcionaba tu cuerpo, te la llevaste contigo, dejándome sin ningún vestigio de ella, convirtiéndome en un inútil que no hace ni el más mínimo intento por vivir, que no quiere hacerlo.
Dime, dime ¿por qué?, solo dime, quiero saber,… necesito saber, pero a mis palabras se las lleva el viento y yo me pregunto si acaso este será lo suficientemente benévolo para hacerte llegar mis voz… no lo creo.
Dejaré de pensar en ti algún día; me pregunto; y está más que claro que la respuesta…es no; no comprendo el afán que tengo por torturarme de esta manera, ¿Soy masoquista acaso? Debo serlo, otro motivo no encuentro para mantenerte en mi mente de tal manera que me causa un daño terrible, porque vivir por vivir sin disfrutar de la vida y sin esperar nada de ella, es lo mismo que estar muerto y entonces ¿para qué quiero seguir en este mundo? Salgo sobrando después de todo, nada cambiaría si ya no estuviera aquí; ¿familia? ¿Amigos? No los tengo, los he perdido a todos, solo me quedabas tú, pero hasta eso me han quitado, ya no tengo nada… soy nada….
Lo único que me consuela es saber que al final del camino podré verte, ese es mi anhelo; por ello estoy acostado en esta cama, por ello sostengo estas frasco en mi mano dispuesto a acabar con mi existencia.
Introduzco lentamente la pequeña pastilla en mi boca, no tengo apuro ni prisa; la trago despacio… tratando de revivir mis momentos contigo, cierro mis ojos y logro ver tu rostro; hermoso, tranquilo; me concentro en tus ojos, aquellos ojos de perlas que me impedían escapar de tu mirada; aquellos labios carnosos que provocaban en mi el más profundo deseo de sentirlos, saborearlos, deleitarme con ellos, fundirlos con los míos en un beso único y eterno. Continuo con la segunda, ahora te veo completo, todo tú, caminando, hablando, estudiando; son tantas las imágenes que vienen a mi mente que no puedo evitar sonreír, esto es muy agradable. No hay nada mejor en el mundo que… morir recordándote…
Te veo, te veo tan claro, aquel día que te conocí… estaba perdido, esa noche había bebido demás y no supe como ni cuando me encontraba en una parada de bus; el lugar era aterrador, aún con lo ebrio que estaba recuerdo el miedo que me provocó ese lugar, tan lúgubre, desolado y con un viento helado que te calaba duro en los huesos, era terrible. Me pregunto ahora si acaso eso fue una anticipación de lo que sería mi vida más adelante, probablemente, ya no importa, solo importas tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario