con una de mis parejas favoritas *----*
En cuanto al nombre, no se lo pregunten, no encontraba que ponerle
y le puse ese u.u
Género: Shounen Ai, Lemon, Romance.
Parejas: InooDai♥
Extensión: One shot
Afer The Rain
Viernes por la tarde, iba de
camino a la biblioteca, como hacia dos veces por semana. Siempre, siempre iba a
hacer mis tareas allá, o simplemente a leer un libro… tenía este hábito desde
alrededor de tres meses. La razón; por escuchar su voz, por verle sonreír,
simplemente por él…
Me gustaba el bibliotecario,
aquél enigmático chico, alto, de tez blanca, pelo negro, un poco largo y
ondulado, sus ojos, a pesar de llevar gafas, eran muy lindos. Castaños, con un
brillo de inocencia; labios carnosos y hermosa sonrisa. Me fascinaba verlo,
siempre callado, tímido, sereno y con la nariz metida en algún libro.
Aquella tarde, al llegar, fui
directamente hacia él y lo encontré leyendo un libro de metafísica. Se veía tan
concentrado, que no quise interrumpirle, pero el sintió mi presencia, pues alzó
la vista del libro
-
Hola- me sonrió
- Hola- sonreí con timidez- ehm… necesito el tomo número
dos del libro de…
-
Psicología básica?- me interrumpió con una leve
sonrisa
-
Si, cómo lo sabías?- dije sorprendido
-
Es que has venido varias veces a usarlo, y pensé que
lo necesitabas- se encogió de hombros. Aquél era mi día de suerte, estaba
hablándome! Y encima se acordaba de mi
por el libro que usaba
-
Gracias Inoo-kun, eres muy amable- dije sonrojándome
sin poder evitarlo
-
No hay de que, Arioka-kun. Ya vengo, te traigo el
libro- anunció antes de desaparecer detrás de una enorme estantería. Al cabo de
unos segundos regresó con el en las manos- aquí está-
-
Gracias- le entregué mi identificación y tomé el libro;
con lentitud me acerqué a una de las mesas que se encontraba no muy lejos del
mostrador, me puse los auriculares y comencé a escuchar música en el iPod,
fingiendo estar enfrascado en la lectura, cuando realmente me encontraba
mirándole, siguiendo todos sus movimientos y agachando la vista en cuanto él me
miraba de reojo.
Tenia que perder el miedo,
tenía que enfrentarle y decirle que me gustaba, o simplemente invitarlo a tomar
algo. Ya tenía tres meses frecuentando aquel lugar solo por verle y el día de
hoy era justo cuando me había hablado más. Me había dirigido alrededor de
quince palabras y si el no me decía nada, yo si le diría algo al menos. Al cabo
de algunas dos horas de “estudios”; me puse de pie, guardé todas mis cosas en
mi mochila y fui hasta el mostrador lentamente, con el libro en mi brazo
izquierdo
-
Aquí está el libro...- dije tímidamente. Él sonrió
-
Tu identificación- la deslizó suavemente por el
mostrador hasta acercármela
-
Ehm… Inoo-kun- comencé a decir
-
Si?
-
Este… ehm…- me rasqué detrás de la cabeza- querrías… etto…-
pero en ese momento, alguien nos interrumpió
-
Hola Kei!- canturreó una voz chillona. Al volverme
hacia atrás me encontré con una chica de muy baja estatura, de pelo largo,
teñido de rubio, de ojos grandes y con una enorme sonrisa. Vestía una minifalda
negra, medias rosa chillón hasta las rodillas y un top color púrpura- estás
listo? Debemos irnos ya…- me quedé de piedra al ver que tenia planes con esa
chica. A lo mejor debía de ser su novia
-
Hai, espera solo un poco Hitomi- le sonrió. La chica
hizo lo mismo, y no pude evitar sentir una punzada de… celos? Si, estaba
celoso. No quería que saliera con ella y menos que le dedicara sus sonrisas
-
Qué ibas a decirme Arioka-kun?- volvió a dirigirse
hacia mi. Fruncí los labios y negué con la cabeza
-
Nada, nada importante… ya lo olvidé- tomé mi
identificación y salí con rapidez de allí, para darles más intimidad a Inoo y
su noviecita Hitomi. Con un suspiro de resignación, me acomodé la mochila en un
hombro y me fui caminando cabizbajo hasta la casa. De pronto se me habían
quitado las ganas de todo, solo quería alejarme de allí y dejar de pensar en
tonterías, sobretodo, dejar de imaginarme a Inoo con esa chica haciendo sabrá
Kami el qué.
Días después, me encontraba
llegando al apartamento que compartía con uno de mis compañeros de la facultad.
Recién llegaba de clases, estaba cansado, hambriento y con mucho sueño; era una
tarde lluviosa y pensaba comer y dormir hasta el día siguiente. En estos días
no había regresado a la biblioteca, solo por no verle la cara a él; a decir
verdad, me dolía el hecho de verlo con alguien más y para rematar, alguien TAN
diferente a él. Pero bueno, sus razones habrá de tener para estar con ella, no?
Al entrar, dejé la mochila
sobre el sillón y bostecé. Cerré la puerta a mis espaldas y en ese instante el teléfono
sonó; de mala gana fui a contestar, a lo mejor era uno de los amiguitos de Yuya
-
Moshi, moshi?- murmuré
-
Moshi, moshi, Arioka?- el corazón me dio un vuelvo al
escuchar aquella voz
-
Inoo-kun?
-
Hai, soy yo, lo que pasa es que… tienes que entregar
un libro que te llevaste la semana pasada, lo recuerdas?- claro, lo había
olvidado! Me había llevado un libro de física quántica que ni siquiera leí;
simplemente me lo llevé para tener una excusa para regresar
-
Claro, claro. Ya mismo lo voy a llevar- me froté el
estomago, estaba que moría de hambre, pero, quería verle primero. O comía
antes?
Y así hice, me preparé algo
rápido y sencillo, me di una veloz ducha y salí hacia la biblioteca. Durante el
trayecto iba ensayando que le iba a decir; sería conciso y le entregaría su
libro para no verlo más. Al menos, no en un tiempo…
Al llegar a la biblioteca, me
fijé que faltaban exactamente cinco minutos para la seis; justo a tiempo,
puesto que a las seis Inoo-kun cerraba. Suspiré y abrí la puerta, la biblioteca
se hallaba totalmente desierta
-
Inoo-kun?- le llamé. Silencio- Inoo-kun… estás?
-
Si, etto…- se escuchó un estruendo y luego un quejido-
ah!... si, en un segundo… voy- otro quejido. Inmediatamente abrí la pequeña
puerta del mostrador, buscando a Inoo con la mirada
-
Inoo-kun!- exclamé al verlo en el suelo, con varios
libros desparramados a su alrededor. Él estaba en el medio de ellos y se
acariciaba la cabeza, haciendo un gesto de dolor- te encuentras bien?- pregunté
ladeando la cabeza. Él solo sonrió
-
Si, estoy bien, es solo que soy torpe…- contestó sin
dejar de sonreír. Lo imité y me agaché a su lado, en ese momento me di cuenta
de que no llevaba los lentes, al parecer con la caída, se le habían quitado
-
No digas eso, no eres para nada torpe…- tomé los lentes
y lentamente se los puse. Inoo se sonrojó
-
Gracias Arioka-kun- me quedé mirando su rostro y
acaricié su frente con delicadeza
-
Te golpeaste acá- el entrecerró los ojos y suspiró
-
Itai…
-
Sabes que hacía mi madre cuando me golpeaba?- el
aludido negó con la cabeza. Y en un impulso, besé su frente con delicadeza,
Inoo me miró aun más sonrojado, mientras yo sentía mis mejillas arder
-
Tu mamá es muy buena, al igual que tu Arioka-kun-
ambos nos miramos a los ojos y lentamente acercamos nuestros rostros, podía
sentir la respiración de Inoo chocar contra mis labios. Con delicadeza, capturó
mi boca en un suave beso, sin darme tiempo a reaccionar siquiera… sus labios
eran tan suaves, tan cálidos, tal y como imaginé que serían.
Me dejé llevar por lo que
sentía en aquel momento y correspondí a su beso, entreabriendo los labios para
darle paso a su lengua, la cual se introdujo en mi boca, explorándola,
saboreándome, y buscando la mía; entrelazándose delicadamente con ella al
encontrarla, causándome un leve estremecimiento de la cabeza hasta los pies.
Llevé mis manos hasta sus mejillas, acercando su rostro más hacia el mío, como
si fuese posible, pero en ese momento, recordé aquella voz, a esa chica, la que
era dueña de lo que más deseaba. Con un gruñido de protesta, me separé de el;
Inoo me miró confuso
-
Pasó algo? Perdóname si te molestó…
-
No, es solo que… no deberíamos de hacer esto…
-
Por qué?- quiso saber
-
Por tu novia, por Hitomi… ella no se merece es…- pero
me detuve al escucharlo reír- qué es tan gracioso?
-
Tú me pareces gracioso Arioka-kun. Hi-chan es mi
prima, y si lo dices por aquella vez, pues, si íbamos a salir, pero ella, su
novio y yo- alzó una ceja. No pude evitar sonreír
-
Lo siento- dije avergonzado, inclinando el rostro
-
Es normal, todos piensan que ella es mi novia, pero
no… yo solo tengo ojos para la persona que tengo en frente…- al escuchar aquellas
palabras, lo miré sin expresión alguna y el se encogió de hombros
-
Hablas en serio Inoo-kun?
-
Si no le crees a mis palabras, entonces créele a esto-
susurró antes de acercarme nuevamente hacia él y besándome otra vez, y esta vez
con un poco más de intensidad. Sus brazos rodearon mi cintura, apegándome por
completo a él… dejé las manos apoyadas en su pecho, deleitándome con el dulce
sabor de sus labios y su lengua.
El estruendo de un rayo nos
hizo separarnos, esto hizo que las luces de la biblioteca se apagasen,
dejándonos sumidos en la más completa oscuridad. Le quité los lentes con
suavidad, dejándolos a un lado. Me senté a horcajadas encima de él mientras
volvía a besarlo, introduciendo la lengua esta vez en su boca y suspirando al
sentir aquél delicado roce, lentamente sentía como nuestras respiraciones se
iban agitando, más ninguno quería detener aquello. Era como si ambos lo
necesitásemos con una urgencia indescriptible, simplemente queríamos más el uno
del otro. La lengua de Inoo penetraba una y otra vez en mi boca, simulando el
acto sexual, y no podía negar que aquello me estaba enloqueciendo; con
sutileza, la atrapé con mis labios y comencé a succionarla suavemente, haciendo
que mi dulce bibliotecario dejase escapar algunos leves gemidos.
Sonreí al escucharle y
comencé a quitarle la camiseta lentamente, arrojándola al suelo… él suspiró
levemente sonrojado mientras me inclinaba a besar su cuello con delicadeza,
mordisqueándolo suavemente y rozando mi lengua contra su piel, mientras sentía
que su miembro se endurecía cada vez más. Él llevó sus manos hasta mis caderas,
moviéndolas a un ritmo lento, restregándome contra su dureza; no pude evitarlo
y gemí, cerrando los ojos y continuando con aquél movimiento que me permitía
sentir esa deliciosa fricción. Inoo subió las manos hasta mi pecho y fue
abriendo uno por uno los botones de mi camisa, hasta despojarme de aquella
prenda, yo continuaba jadeando por lo bajo y friccionando nuestros miembros.
Acariciaba mi pecho con
delicadeza, tirando suavemente de mis pezones, hasta que sentí como su lengua
lamía uno de ellos, hundí mis dedos en su pelo y tiré con suavidad de el, Inoo
me estaba haciendo sentir cosas inimaginables tan solo con ese simple roce. No
quería quedarme sin hacer nada, así que a tientas, encontré el cierre de sus
pantalones y lo bajé con suavidad, introduciendo la mano en estos para
acariciar su hombría. Dejé escapar un suave jadeo, me excité aun más al sentir esa
parte de su anatomía, tan dura y tan caliente entre mi mano; comencé a
propinarle caricias, apretándolo levemente con mis dedos mientras mi mano subía
y bajaba por toda su longitud. Inoo comenzó a gemir un poco más alto y mordió
uno de mis pezones con brusquedad, haciéndome gemir a mí también.
Sabía que aquello se saldría de control, mis
caricias eran cada vez más rápidas, le masturbé sin dejar de apretar su sexo;
Inoo trató de besarme, logrando solo rozar sus labios contra los míos. Sonreí y
mordí suavemente su labio inferior, él estaba excitado a más no poder, y el
verlo así me ponía a mil. Sentía como los boxers se adherían a mi dureza, pues
me encontraba ligeramente humedecido.
Continué dándole placer con
mi mano, hasta que sentía como varias gotitas de liquido pre-seminal amenazaban
con salir. Comencé a trazar círculos alrededor de su glande con mi pulgar,
sintiendo como éste resbalaba por su humedad
-
Para… ah…- gimió nuevamente- no quiero… terminar así…-
susurró con dificultad
-
Solo déjate llevar- susurré en su oído, mordisqueando
suavemente el lóbulo. Él gimió nuevamente y apartó mi mano
-
No, ahora es mi turno- dijo tomándome por la cintura y
dejándome en el suelo nuevamente; apartó los libros hacia un lado, dejándome
acostado luego y posándose sobre mí. Besó mis labios con fiereza, entrelazando
su lengua con la mía y brindándome caricias por doquier. Afuera se escuchaba
como una gran tormenta arreciaba con fuerza… con un poco de desesperación, me
quité los pantalones, pues esa prenda me molestaba. Inoo sonrió y descendió
hasta mis caderas, besándole suavemente mientras acariciaba mis costados con
las yemas de los dedos. Ahogué un jadeo al sentir sus labios sobre mi sexo, besándole
sin aun quitarme la ropa interior, succionándolo levemente por encima de la
tela, desesperándome aun más…
Anhelaba sentir sus labios sin
aquella barrera. Él pareció entender lo que quería, y me bajó los boxers de un
tirón; en aquella estancia predominaba el silencio, pues ambos sentíamos que
las palabras sonaban, el sonido de la lluvia era la única banda sonora de aquél
momento, de nuestro momento. Un gemido lleno de placer se escapó de mis labios
al sentir mi sexo introducirse en su boca, Inoo succionaba con rapidez,
apretándolo levemente con sus labios y acariciándole con su lengua, causándome
un placer indescriptible, arqueé la espalda y me deshice en jadeos y suspiros,
moviendo las caderas con lentitud
-
Kei… ahh…- era la primera vez que decía su nombre. Él
mordisqueó suavemente la punta, causándome un poco de dolor y placer a la vez,
haciendo que me retorciera debajo suyo- por favor, te quiero dentro, ya!- pedí
entre sonoros gemidos
-
Estás seguro?- susurró con la voz un poco más ronca de
lo normal
-
Si, te deseo…- contesté con la respiración agitada.
Nos miramos a los ojos y volvimos a unir nuestros labios, Inoo volvió a ponerse
encima mío y rodeó su cintura con mis piernas, acariciando mi miembro
nuevamente, llenando sus dedos de mi humedad y los llevó hasta mi entrada.
Lentamente penetró uno, cerré los ojos con fuerza a causa del dolor y mordí su
labio para acallar un grito; comenzó a moverlo con lentitud y minutos después
me penetró con el segundo. Y aquél inmenso dolor proseguía, haciendo que mis
ojos se llenasen de lágrimas
-
Si te duele mucho, tú solo dime, pararemos. No quiero
lastimarte Daiki- susurró acariciando
una de mis mejillas con su mano libre. Suspiré al escucharlo decir mi nombre,
se escuchaba tan hermoso cuando venia de sus labios
-
No, está bien… tu solo continua…- lo besé con
delicadeza y él continuó moviendo sus dedos con lentitud, y a pesar del dolor,
las oleadas de placer fueron regresando; pronto me encontraba moviendo las
caderas hacia abajo, pidiéndole más. Retiró sus dedos con lentitud y jadeé al
sentir la punta de su sexo chocar contra mi entrada; con suavidad y suma
delicadeza, entró lentamente en mi cuerpo, penetrándome poco a poco; a pesar
del dolor, aquel suave roce me excitaba. Me estremecí por completo y dejé los
brazos alrededor de su cuello, deleitándome con la suavidad de su piel al rozar
con la mía, sentir su respiración chocar contra mis labios, escuchar sus
gemidos…
En un ritmo lento, Inoo me
propinaba suaves estocadas, para no hacerme daño. Mientras lo hacía, me
acariciaba, me besaba con delicadeza, para que me concentrara más en esas
sensaciones que en el dolor que sentía en ese momento. Poco a poco mi entrada
fue dilatándose más, entonces ahora me encontraba moviendo las caderas con un
poco más de rapidez, deseando, anhelando sentir mucho más de él.
Inoo pareció entender que era
lo que quería y me penetró un poco más rápido, tomando una de mis piernas y
levantándola, poniéndola finalmente en uno de sus hombros, moviendo sus caderas
a un ritmo acelerado. Mis gemidos eran cada vez más altos y se entremezclaban
con los truenos que sonaban en el exterior… él lucía sudado y jadeante, en sus
ojos había un brillo de lujuria, me deseaba, me deseaba tanto como yo a el. En
un rápido movimiento, subió mi otra pierna en su hombro, haciéndome estremecer
al sentir como su endurecido miembro chocaba contra mis estrechas paredes,
causándome un increíble e indescriptible placer. Arqueé la espalda y llevé una
de mis manos hasta mis labios, mordiéndola con brusquedad para acallar los
gritos enloquecidos que amenazaban con salir de mi boca
-
Para…- gimió- te harás daño Dai… ahh…- volvió a gemir.
¡Dios! Como me encantaba escucharlo así. Emití un jadeo de solo escucharlo,
quitándome la mano de la boca y llevándola hasta mi sexo, masturbándome con
rapidez mientras lo veía. Entonces él bajó mis piernas y rodó sin salir de mi
cuerpo, quedando yo esta vez encima de él, sonreí con malicia y me lamí los
labios. No sabía porque, pero me había invadido una especie de poder al verle
tan mal…
Esta vez era yo quien
controlaba los movimientos, cabalgándole con lentitud al principio, jadeando
una y otra vez al sentir aquella deliciosa fricción. Se sentía increíblemente
rico cada vez que entraba en mi cuerpo, pero ambos deseábamos más. Inoo llevó
sus manos hasta mis caderas, haciéndome subir y bajar con más rapidez; arqueé
la espalda y gemí su nombre nuevamente. Mi temperatura corporal se encontraba
en un grado muy elevado y sabía que en cualquier momento estallaría. Llevé una
mano hasta mi erección mientras apoyaba la otra en su sudoroso pecho,
masturbándome con rapidez; nuestros movimientos eran cada vez más frenéticos y
la excitación era cada vez más insoportable…
Con un grito, Inoo me tomó
con brusquedad por las caderas, moviéndolas hacia abajo, haciendo que su
miembro se clavara más profundo en mi interior, mientras que su semilla se
esparcía dentro de mí. Y aquello fue suficiente para enloquecerme, gemí
repetidas veces, sintiendo como mi respiración se tornaba cada vez más costosa
y como estallaba, llenando el pecho de mi amante con mis fluidos.
Con lentitud me acosté en el
suelo a su lado, mientras ambos hacíamos un esfuerzo por respirar con algo de
normalidad. Inoo me estrechó en sus brazos, besando mi frente con delicadeza.
Luego de un rato, nos pusimos de pie y comenzamos a vestirnos, ambos un poco
apenados
-
Inoo…
-
Daiki…- dijimos ambos al unísono- él se sonrojó
levemente
-
¿Si? Dime…- me puse la camisa y comencé a abotonarla
con lentitud
-
Es que, yo quería decirte que…- sus mejillas se
tiñeron aun más de rojo- que, bueno… ya es un poco obvio por lo que pasó,
demo…- suspiró- quería decirte que me gustas mucho y que me gustaría que
aceptaras mis sentimientos…
-
Inoo-kun…
-
Dime, Kei, por favor- sonrió
-
Kei, creo que es muy notable que tú también me gustas
mucho…- dije casi en un susurro- y por supuesto que acepto tus sentimientos. De
hecho, yo…- tomé una de sus manos y entrelacé mis dedos con los suyos- yo
quisiera que fueses mi novio…- esta vez era yo quien se encontraba sonrojado.
Sentía mis mejillas arder, incliné el rostro.
-
Claro que quiero Daiki, te juro que aquella vez, de no
haber sido por la interrupción de Hitomi, te lo hubiese pedido- alcé la vista y
me encontré con sus hermosos ojos café… con lentitud, uní mis labios con los de
él en un suave y delicado beso, en ese momento, las luces se encendieron
nuevamente
-
Creo que ya es hora de irnos- sentencié con una
sonrisa
-
¿A tu casa, o a la mía?
-
No lo se y en verdad, no me importa. Si es contigo,
hasta al fin del mundo…- Kei besó el dorso de mi mano y volvió a sonreír
Guardamos los libros que
estaban en el suelo, y salimos de la biblioteca tomados de la mano, dándole
inicio a una historia que nunca tendría final.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarO.O
ResponderEliminarSi cuando digo que eres mi idolo es por algo!!!! foabdihauahdkahisndusjs
LO AMO!!!!!
Siempre he tenido el fetiche de que uno de los 2 fuera bibliotecario asdasdasd y mi idolo lo ha hecho real asdasdasd Te amo <3
Awwww! Gracias Mabe! *-*
ResponderEliminarEs que yo también tuve ese fetiche :B
Y miles de gracias por decir eso, cada vez
que dices que soy tu ídola, me emociono x3