I LIKE THE WAY YOU DO IT

Parejas: InooChii, TakaYama, TakaNoo, YamaChii etc, etc…

Extensión: …no lo se…

Temas: lemon, incesto,tríos,  orgías, swingers, yuri…(O_o)

Nota: traté de hacerlo lo más perv posible, ya saben que temas contiene asi que no se sorprendan demasiado y tampoco me vean como a un bicho raro por haber hecho algo así, ONEGAII!!

Capítulo 1: Lo prohibido… se disfruta más.

Se encontraban en el garaje de la casa del menor,  escuchaban la música a todo volumen, las puertas tenían seguro y los vidrios polarizados impedían a cualquiera ver el interior del vehículo. Ahí se encontraban, en la parte de atrás,  completamente desnudos, empapados de sudor, con la respiración irregular y sus palpitaciones aceleradas; nuevamente se disfrutaba el uno al otro, una ocasión más para delirar de placer, de sentirse en el mismísimo cielo gracias al deleite de entregar sus cuerpos a la locura, una vez más experimentaban el delicioso sabor del fruto prohibido…

Las embestidas realizadas eran suaves, muy suaves, el mayor le tocaba los muslos con exasperante lentitud,  esos dedos expertos recorrían  su piel con sumo cuidado, sus labios hambrientos  se enfocaban en degustar el dulce brebaje  de su boca, agasajándose con el sabor sublime que poseía. En ocasiones como esta, la desesperación del menor por que lo poseyeran incrementaba considerablemente, su primo era capaz de torturarlo de esa manera, sabía muy bien lo que le gustaba pero siempre hacía que pidiera a gritos por ello, siempre, con esa voz cargada de lujuria tratando de ser saciada.

- Kee~i por favor basta-

- qué pasa pequeño? no te gusta acaso? No soy lo suficientemente bueno?-

- sabes que no es eso, solo, dámelo como a mi me gusta-

- mmh y cómo te gusta Yuri? Ya lo olvide- le dijo guiñándole un ojo.

- quiero que me lo metas hasta el fondo y me hagas sangrar con cada roce- respondió el menor mirándolo fijamente  a los ojos,  mordiéndose los labios mientras una mueca pervertida se mostraba en sus facciones.

Eso era lo que le encantaba oír, esa tenue vocecita del menor  pidiendo por más con esa mirada endemoniadamente sádica que le mostraba cada vez que lo hacía.

Por eso era su amante favorito, el que más lo complacía, con el que compartía “cama” la mayor parte del tiempo, del único que no se cansaba. Yuri se convirtió en su juguete favorito desde el primer instante en el que lo hizo suyo, siempre mejorando entre encuentro y encuentro, consintiéndolo de todas las maneras posibles, experimentando nuevas técnicas, volviéndose un maestro en el arte del sexo. Aprendió sumamente rápido, pues él había sido su primero, de eso no le cabía duda, su exquisita estrechez de la primera vez  lo delataba, su miembro terminó rojo aquel día por la angosta abertura de su primo, nunca antes le había pasado una cosa así. Su habilidad en la materia era verdaderamente envidiable.

-ahhhh~ sí, más rápido… así Kei así!!- gimió al sentir que la velocidad aumentaba de golpe. Las embestidas  se tornaron violentas,  sus cuerpos chocaban moviendo al auto por el impacto. De pronto la música dejo de escucharse y en su lugar solo podía oírse los fuertes gemidos proferidos por ambos chicos…

- amo su madre lo está buscando!- se escuchó decir al otro lado de la puerta, de seguro era uno de los sirvientes, que manera de importunar.

- amo ¿se encuentra ahí?- repitió el joven mozo y prosiguió a entrar al lugar.

Por unos segundos pararon, la interrupción de aquel chico podía complicarlo todo, podían ser descubiertos y entonces… ocurriría el escándalo. Los problemas que tendrían serían interminables y ni hablar del repudio que sufrirían por cometer semejante acto. Esto debería haberlos asustado, el verse descubiertos y sufrir las consecuencias de su incestuosa relación, pero no, los muy desvergonzados solo se quedaron viendo unos instantes antes de dibujar unas enormes sonrisas y seguir con lo que estaban haciendo, solo que, ahora lo disfrutarían más al sentirse tan cerca del peligro.

Inoo comenzó con el vaivén nuevamente, pero esta vez lo hizo despacio, no quería que se escuchara el sonido de sus cuerpos colisionar, pero eso si, procuro metérselo hasta el fondo logrando que el menor mordiera fuertemente sus labios y curvara toda su espalda al sentirlo tan dentro suyo. Lo hizo repetidas veces, conteniendo él mismo sus gemidos, mordiendo el hombro de su primo, dejándole una gran marca que tardaría en irse, pero que le importaba poco y nada en un momento como ese, donde el placer y la excitación que su cuerpo concebía lo hacía sentirse fuera de este mundo.

-mmh crees que nos haya escuchado?- dijo entre jadeos el menor.


-importa?- contestó el mayor con una sonrisa mientras seguía embistiéndolo.


-amo?  mm creo que no está-


-a quién buscas?- de pronto esa persona decidió mostrarse.


- ah! Yabu-sempai, estaba aquí? no me había dado cuenta-


-no eres él único-dijo mirando disimuladamente el coche.

Los otros dos palidecieron al escuchar la voz de Yabu, desde hace cuánto tiempo estaba ahí?
Los habría escuchado? claro que sí, los gritos de ambos fueron más que fuertes para que cualquiera cerca los oyera. Habían sido descubiertos y ahora se verían en completa ruina por ello.



- ¿ha visto al joven Chinen? pensé que estaría aquí pero por lo que veo, no-


- estuvo aquí con su primo, pero ya no más-


- ah bueno, me toca seguirlo buscando. Con su permiso-


- espera, no te vayas aún-


- se le ofrece algo sempai?-


- no te parece que deberías tomar un descanso?-


- eh? no bueno yo… debo seguir cumpliendo mis obligaciones-


- jaja no seas tan aburrido, además me harías compañía-


-pero sempai tengo que seguir busc-


-por él no te preocupes, estoy seguro que no aparecerá hasta dentro de un par de horas-


- eh? cómo lo sabe?- preguntó incrédulo.


- confía en mí... qué dices? te quedas conmigo?-


-pero... ¿qué quiere hacer aquí?-


-relajarnos... pero no me hables de usted, puedes  tutearme Keito-chan.


- ah emm sempai... emm Yabu?- dijo muy sonrojado


- eres adorable- dijo ahogando una sonrisa- pero puedes llamarme Kota-


-pero...-


-está bien, solo inténtalo- le pidió mientras se acercaba lentamente a él.


- Koo..Kota-san-


-jaaja en verdad que eres dulce, vamos... dilo con confianza, Ko~ta~ - lo dijo demasiado cerca suyo.


-Koo..ta- pronunció en un suspiro al sentir casi encima suyo al mayor.


- así, vamos Keito… dilo de nuevo...-

- Kota... yo no- se vio silenciado por los labios del mayor sobre los suyos.

Okamoto era un chico muy tímido y callado, pero sobre todo, reservado; le intrigaba demasiado esa personalidad suya, tenía una profunda curiosidad por saber cómo era realmente, sus gustos, pensamientos, su habilidad en la cama...
Sus labios eran cálidos,  muy deliciosos, desde que el menor entró a trabajar en esa casa que deseaba besarlo, y ahora deseaba nunca dejar de hacerlo, era exquisito. Bajó sus besos lentamente por su cuello haciendo suspirar al menor, con gran habilidad le desabrochó el pantalón e introdujo su mano para tocar plenamente aquello que deseaba. El menor al sentir tal invasión no pudo hacer más que llevar su mano al lugar y tratar de quitar la de Yabu pero, en ese mismo instante lo había estrujado fuertemente sacándole un gemido; rápidamente  su miembro comenzaba a despertar, cosa que aprovecho Yabu para liberarlo por completo bajándole el pantalón hasta las rodillas y el boxer lo suficiente para poder apreciarlo en su totalidad. Empezó a masturbarlo apretando fuertemente su mano, Okamoto echó la cabeza para atrás y  dirigió sus manos al cabello del castaño que no dejaba de besarle el cuello, causándole una sensación demasiado placentera- Kota~ - gimió despacio en el oído del mayor que, incremento el ritmo a los masajes que le daba de una manera descontrolada.- ahh~ahh! Kota... Kota!! ahhh!!!!- se descargó por completo en su mano y sobre el vientre del mayor, manchándole la  ropa con su semilla. El mayor sonrió y limpió los restos aquel líquido que tenía sobre su mano sin quitarle la vista de encima a Keito que ya se había puesto tan colorado como un tomate. Sin decir ni una palabra, acomodó la ropa del menor, la suya propia y tomó su mano para salir del lugar a quién sabe dónde...


Los pelinegros no lo podían creer, habían presenciado un gran acto por parte de sus empleados, nunca imaginaron que cosas así pasarán delante de sus narices prácticamente, pero sí que lo disfrutaron.



- la servidumbre también se divierte nee?- comentó divertido el menor.

-eso parece... seguimos?-

-por supuesto- contestó con una sonrisa, ver aquello le aumentó el apetito sexual y no lo saciaría tan fácilmente.




~~~~~~~~~

Por la noche...

Aparcó fuera del club en el mismo lugar de siempre, entró y desde un principio se dirigió a una pequeña habitación, había una mesa en el centro y un sillón a su alrededor, sobre la mesa se encontraba un caño, uno de pole dance. Ya se encontraba alguien ahí, esperándolo. Una mujer alta, morena, brazos delgados, pechos de exageradas proporciones, atributos sorprendentes, pero más que nada una sonrisa  muy bella…


- te he estado esperando...- le recriminó en tono dulce.


- lamento la demora, pero ya estoy aquí-


-mmh debería castigarte por llegar tarde- dijo tomándolo del cuello de la camisa.


- así? y cómo es que la dulce Sumire-chan piensa hacerlo?- le dijo retadoramente.

La sensual mujer lo tiró sobre el sillón y se puso encima suyo, lo besó con salvajismo, introduciendo su lengua desde un comienzo y recorriendo  su cuerpo con añoranza, cómo desde hacía mucho no era capaz.

- por qué me has tenido tan abandonada Kei?- reprochó infantilmente- acaso no somos novios?-


- claro que si muñeca, tú eres mi novia favorita- le hizo un guiño.


-con que tienes más eh?- le recriminó- eres muy malo Kei, vas a sufrir, lo sabes no?-

- eso es lo que quiero nena- finalizó con una sonrisa por demás sádica.


Lo  llevó a una de las habitaciones especiales en donde habían docenas de juguetes sexuales, de todo tipo, tamaño, color, tal como les gustaba; y por supuesto, otro caño, parecía que se encontraban por todo el lugar. Estaban a nada de comenzar con lo mejor cuando se vieron interrumpidos por un camarero, Sumire había sido llamada por el jefe.

- ahora vuelvo nene, no te escapes si?- dijo lamiendo los labios del otro sin concretar un beso.



Qué era lo que quería el jefe con ella? Al fin Inoo la había ido a ver y estaban nada de gozar de una espectacular noche y tenían que molestar de esa forma. Estaba cabreada, demasiado, aunque por fuera aparentara ser dulce, en realidad no lo era ni por asomo, era directa, mucho, y con una lengua filosa, por mas que mostrara esa tierna  sonrisa que la caracterizaba todo el tiempo en el fondo tenía un carácter muy fuerte, siempre frontal y altiva, así era ella, lo que iba a descubrir  con ayuda de Inoo era que también… podía ser vengativa…

-Suu-chan hermosa, tengo trabajo para ti- le comentó su jefe ni bien entró a su oficina después de haberla echo esperar un par de minutos.


- cuál?-


- te presento a tu nueva compañera, su nombre es Ryoko tu deber es instruirla-


- ho… hola- apenas pronunció la joven.


-estoy ocupada hoy no puedo- y antes de dar la media vuelta…


- tu deber es obedecerme, encárgate de ella, pueden atender juntas al cliente con el que te encuentras, dile que invita la casa…  eso le gustara-

Se puso roja de ira al escuchar aquello, compartirlo con esa recién llegada? No lo haría1 él era suyo, sólo ella podía disfrutar de las magnificas habilidades de Inoo Kei en la cama. No lo compartiría.
Salió de la oficina con la otra chica siguiéndola, parecía asustada, temerosa de todo, pero se dio cuenta de que miraba  por todo el lugar, como buscando a alguien.
Al entrar  a la habitación se encontraron con una escena bastante perturbadora…
Inoo estaba recostado en la cama, desnudo, y con otro hombre, uno castaño  que le hacía sexo oral mientras era penetrado por un consolador que se veía… enorme.

-¡¡KEI!!-

-¡¡HIKARU!!-

Gritaron a la vez logrando que los mencionados dejaran lo que estaban haciendo, haciendo y disfrutando, se les notaba…


- ¡¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!-Ryoko gritó enfurecida al castaño, trataba de cubrirse con las sábanas.


- sólo nos estábamos divirtiendo, no seas tan dura con él... te nos puedes unir si quieres…- le dijo descaradamente el pelinegro a la chica mirándola de pies a cabeza.

- ¡¡¿cómo te atreves?!!- se escuchó seguido del sonido de una mano estamparse contra un rostro.

Sumire estaba muy dolida, cómo podía ser tan rastrero? Salió por apenas unos minutos y al volver ya tenía a un tipo en la cama, encima se atrevía a coquetearle a otra delante de sus ojos! Era un maldito, uno muy grande.

- basura… que no te da vergüenza? Estoy yo aquí!-

- vergüenza por qué? Él es lindo y quería pasar un buen rato ¿qué tiene de malo eso?-

- para colmo lo preguntas!-

- tú no tienes nada que recriminarme. Nos acostamos, gozamos, pero eso es todo, o es que te creíste el juego de la novia?- río divertido.

- bastardo tú me-

- basta! Esto es suficiente. Hikaru nos vamos de una vez- gritó la chica

- pero no quier-

- que nos vamos ya maldita sea!- se había infiltrado en ese lugar con el único propósito de sacar de ahí a su hermano, si su familia se llegaba a enterar de dónde estaba se metería en graves problemas, eran muy estrictos, podían tener serias dificultades, y ella no deseaba eso, amaba a su hermano, por ello no le importó pretender que buscaba trabajo ahí, era capaz de buscar a su estúpido hermano por todo el lugar y separarlo de los pelos de cualquier mujerzuela con la que estuviere, aunque no pensó  que su “acompañante” sería un hombre …

-date prisa y vete! Idiota!- el castaño se vistió en segundos y salió volando de allí. Estaba punto de seguirlo cuando alguien la tomó del brazo. Era Sumire, que parecía estar en estado de shock. La hizo retroceder un poco y se dirigió una mesita de noche, luego a la puerta, la cerró con llave y se acercó nuevamente  a Ryoko.


- qué haces?- cuestionó la chica.

-cumplo con mi trabajo, sólo eso- tras de decir lo último la tomó del rostro y la besó.
La tiró a la cama y comenzó a sacarle la ropa rápidamente. Ryoko no sabía que hacer, estaba por demás sorprendida, en su vida experimentó algo como ello; cuando se dio cuenta ya estaba sólo en ropa interior.

- oo  oye, espera! Qué me estas haciendo?!!-gritó con pánico.


-te estoy instruyendo, sólo eso- contestó mirando su  parte inferior. Le bajó la prenda y  empezó a tocar su intimida- hay que entretener al cliente-

- ah~  no! no! Deten ahhh- trató de alejarla pero le fue impedido. Inoo estaba muy complacido con lo que ocurría, no pudo llegar al climax con el castaño y ahora le ofrecían un espectáculo increíble delante de sus ojos, sin dudas no se iba a quedar atrás.
Llevó sus manos a los pechos de Ryoko para manosearlo a su entero gusto, poco a poco la chica fue perdiendo la fuerza de voluntad y se entregó por completo al placer que le brindaban aquellos dos extraños. Kei y Sumire cambiaron de posición y ahora era el pelinegro quien se ocupa de brindarle placer en esa “zona” con su lengua experta, mientras que la bella morena atacó sus labios con furia y pasión a  la vez que recorría su cuerpo con una de sus manos, desde su muslo; pasando por su vientre, masajeando sus pechos y estrujándolos suavemente. Kei volvió a cambiar de posición, pero no dejó lo que hacía; sólo se acomodó sobre el cuerpo de Ryoko para que ambas chicas tuvieran plena vista de su excitado miembro, y no dudaron un instante en  degustarlo…


Se levantó un tanto adolorido, había tenido una muy  activa noche. Con cuidado y en silencio, buscó su ropa por la habitación, tratando de no despertar a las chicas que aún dormían placidamente. Se vistió y arregló lo mejor que pudo para salir de ahí, todavía era de madrugada pero lo más probable era que tuviera a alguien en casa esperándolo…