martes, 18 de septiembre de 2012

Mabe




Hoooola~ de nuevo por aquí con un oneshot dedicadísmo a mi hermosa Mabe del alma ( por ello el título)
sé que te dije que lo iba hacer hard lemon pero... se me dió por esto . __________ .
de todas formas espero que lo disfrutes :D
y las personas  que me leen también  n_n
pd: (Mabe) gomen por la tardanza pero esperaba publicar más de una  cosa,  aunque ya ves,  no pude terminar a tiempo  los escritos que tengo T^T






Nuevamente lo veía ahí, sentado bajo ese árbol, cuando no leyendo una de esas historias de terror que tanto le gustaban, era un chico tan reservado, siempre teniendo las narices en libros y no hablando con nadie más que una persona, la burla del salón, el blanco de todos los abusivos; es que no conforme con ser un nerd, tenía unas gafas exageradamente grandes para su rostro y su  estatura no ayudaba en nada, lo veía y se preguntaba cómo una persona así podía tener de novia  a la chica más linda de toda la escuela, ¿qué le vió?
Una chica tan hermosa como ella, ¿teniendo de novio al esperpento ese? le parecía ridículo, cada que los veía juntos se moría de los celos, esa niña le había flechado desde el primer momento que la vio, y cuando quiso acercarse a ella, esta estaba demasiado cariñosa con el nerd ese, siempre riendo, jugando y almorzando juntos, no aguantaba más, lo único que deseaba era romperle la cara al idiota  por haberle robado a su chica soñada.

Se encontraba completamente distraído, ya iban por la mitad de la clase y no había prestado la mas mínima atención, toda se encontraba enfocada en molestarlo. Sí, para colmo de males para el mayor, Arioka era compañero suyo, tenía que soportar que cierta persona lo viniera a buscar todos los días en los recreos, el almuerzo, a la hora de la salida, maldecía al derecho y al revés al chico, lo odiaba como a nada.
Se preguntaba una y mil veces como era posible que alguien cómo el le pudiese haber ganado, porque, en un principio pensó que solo eran amigos, pero cuando se le fue a declarar a Saya, así se llamaba, lo rechazó diciendo que ya tenía a alguien más en su corazón, y al preguntarle si esa persona era Daiki no le contestó y solo se fue dejándolo con la duda, aunque  claro, casi siempre estaban  juntos era normal suponer que era él ¿cierto? ese maldito idiota nerd antisocial y tarado tenía por novia a la mas hermosa chica de todo el colegio pese a su aspecto, lo odiaba; y asi cómo él lo hacía, la mayoría de los chicos en la escuela también y por ello el menor era víctima de constantes abusos y maltratos de todo tipo, maltratos que entretenían en demasía  a Kei.
Se dirigía a su casa después de las aburridas clases, tuvo que hasta tarde limpiando el salón solo, su compañero se había dado a la fuga. Se iba maldiciendo de todo y a todos, detestaba aquello. Estaba a punto de salir de la escuela cuando escuchó unos ruidos extraños, parecían venir del patio trasero, curioso se dirigió al lugar, pudo ver muchos chicos que parecían rodear algo, o mejor dicho a alguien, lo insultaban y pateaban, estaba a punto de socorrer al pobre cuando vio quien era, Arioka, ese estúpido nerd estaba siendo brutalmente golpeado por los alumnos mayores, la razón, era obvia. Al darse cuenta de que era justamente él a quien golpeaban todo ánimo de ayudarlo se le esfumó, no tenía razón para hacerlo, al menos ninguna que considerara válida, porque a su parecer, el que le haya “quitado” al amor de su vida era algo imperdonable, y poco le importaba lo que le pasara.
Cuando llegó a su casa simplemente se fue a  dormir, había sido un muy pesado día, y aunque quisiera no podía  evitar pensar en lo que le habría ocurrido  a Daiki, por lo poco que vió lo estaban golpeando salvajemente, de seguro y no asistiría a clases por unas cuantas semanas, eso le hizo sonreír, su odio por el menor empañaba su benevolencia.


A pesar de haberse acostado tan temprano despertó muy tarde, definitivamente no llegaba a tiempo para el primer módulo y no lo dejarían entrar al aula así que esperaría por el cambio de profesores, por ello decidió tomar el camino largo, total, no tenía prisa. Pasaba por el gran  parque, lleno de árboles y muy extenso, más parecía un bosque;  entonces  decidió entretenerse un rato y... hacer un poco de ejercicio mañanero tal vez?
Se sentó en una de las bancas  que se encontraban rodeando todo el lugar estirando las piernas, luego se recostó sobre esta, dejó la mochila a un lado y fijó su vista en el cielo. La mañana estaba preciosa, temperatura cálida, viento fresco, se preguntó si debería aprovecharla de otra forma más productiva, de pronto escuchó sollozos cerca suyo, se levantó rápidamente y fue en busca de aquella persona, en el fondo era una persona muy noble, pero por su tonta ilusión de enamoramiento había echo cosas que jamás pensó, tal como abandonar al menor el día anterior sin brindarle la más mínima ayuda posible. Nuevamente se colaba en sus pensamientos, era inevitable, por más odio que le tuviese no dejaba de reprocharse mentalmente por haber obrado mal, ese no era él, no se reconocía, pero todo lo malo que ahora albergaba se lo atribuía al menor. Prefería eso para no admitir que se estaba volviendo mala persona.
Se fue adentrando más y más cuando vio a alguien al pie de un gran árbol, abrazando sus rodillas y llorando ahora de manera descontrolada, esa escena le partió el alma. Se acercó lentamente y con suavidad tocó su hombro. Aquel chico al sentir el contacto levantó asustado el rostro.
No podía ser, tenía que ser él?  Se fastidio consigo mismo por haberle tenido pena pero, al ver mejor la expresión del castaño no  pudo sentir sino ternura, una ternura infinita apoderándose de él, tenía el rostro muy maltratado, su pómulo izquierdo estaba morado y su labio partido  bajó un segundo la mirada y vio como sus brazos también estaban cubiertos por hematomas, y sus manos apretando fuertemente sus anteojos, no quería ni imaginar como estaría el resto de su cuerpo, pero lo que más le llamó la atención fueron… sus ojos.
Unos orbes hermosos siempre ocultos bajo ese par de lentes horribles y exageradamente grandes. Pero ahora que podía apreciarlos de esa manera podía jurar que tenía los ojos más bellos que había visto en toda su vida, y al estar acuosos por el llanto lo hacían verse muy indefenso, tanto, que Inoo no pudo contenerse de abrazarlo. El menor al sentir su calidez lo abrazó de vuelta y permanecieron así unos cuantos minutos más. Cuando  Arioka dejó de llorar el mayor se separó lentamente y lo ayudó a reincorporarse, lo tomó de la mano y no dijeron ni una palabra hasta que salieron del parque.

- ¿por dónde está tu casa?- preguntó Kei.

- unas cinco calles más abajo en esta misma avenida- le contestó.

- esta bien, te dejaré con tus padres, se sorprenderán por verte así, si es que no lo hicieron ya-

- vivo con mi tía  y  mi prima, pero ellas salieron de viaje-

- entonces ¿estarás solo? ¿en tu estado? Y además ¿qué estabas pensando en ir así a la escuela? ¿eres tonto?-

- esta bien, podré cuidarme solo y no quería quedarme sin hacer nada- el mayor ya no dijo nada, aparentemente Daiki era alguien testarudo, mira que salir de casa en semejante estado, eso era demasiado.



Kei agradeció que estuvieran cerca, el más bajito apenas si podía caminar y al parecer esto le era muy doloroso. Al ver el gran esfuerzo que hacía por avanzar  se maldijo todo  lo que pudo y más, cómo fue capaz de dejar que lo lastimaran tan gravemente?, su estúpida actitud infantil había provocado que sufriera, se sentía como el peor de los miserables por ello.
Al llegar al edificio del menor tuvo que sujetarlo de la cintura y hacer que se apoyara en su cuerpo para poder subir las escaleras al tercer piso, ya que el ascensor estaba fuera de funcionamiento, tanta mala suerte podía tener Daiki?!
Al entrar a su casa lo primero que hizo fue recostarlo en el sofá con mucho cuidado, se sentó  a su lado y mantuvo el silencio. Estaba algo nervioso, que debería hacer a continuación, podría dejarlo asi como estaba? realmente podría hacerlo? No se sentía bien ni siquiera  el pensarlo, no se creía capaz de hacerlo, le haría compañía entonces?

-gracias- eso lo sacó  de sus meditaciones.

-umh?-
- por haberme  ayudado, gracias-

Y  no pudo sino sentirse como basura, si lo hubiese “ayudado” no se encontraría en aquel estado.

- no digas eso, por favor no lo digas- dijo con arrepentimiento.

- pero es la verdad Inoo-san usted me a-

- no lo hice! Si te hubiese ayudado en verdad no estaría tan golpeado…- dijo muy dolido- ayer… ayer yo vi cómo esos chicos te acorralaban y empezaban a golpearte, lo vi, LOVI! Y NO HICE NADA!- gritó desesperado por la culpa- si tan solo no te hubiese tenido celos nada de esto habría pasado- le dijo lentamente, mirándole a la cara por primera vez.

- usted tenía celos de mí?- preguntó incrédulo ante tal confesión- por que?-

- es que… - desvió la mirada- a mi… a mi  me gusta Saya-chan- le dijo con culpa.

- …. Y?- el menor no entendía a dónde quería llegar con eso.

- que... bueno, como--como es tu novia, me sentía muy celoso de ti como todos los demás- confesó.

- eh? era por eso? Yo pensé que me odiaban por ser un nerd- dijo con adorable confusión que hizo sonreír al mayor, y al verlo así le devolvió la sonrisa; Kei por otro lado dejó de hacerlo, cómo una persona podía llegar a ser tan bella? la sonrisa de Daiki era digna de admiración, incluso con  aquellas marcas ensombreciéndole un poco el rostro, aún así su sonrisa no dejaba de ser hermosa ante sus ojos.

- lamento haberme dejado llevar por los celos- dijo Kei.

- esta bien, al menos me estas ayudando ahora y eso cuenta, aunque tengo que decirle algo Inoo-san,  Saya no es mi novia, es mi prima- eso lo dejó pasmado, su prima? SU PRIMA?!
Y ahora si que se sintió como el mas grande de los idiotas. Había sentido unos celos estúpidos y  había dejado sufrir al menor unos ataques horribles por una tonta confusión.
Ya ni siquiera podía mirarle a la cara.

- qué pasa Inoo-san?-

-  es que… no puedo creer que sintiera celos de ustedes dos juntos cuando son primos! Soy un imbécil-

- no diga eso Inoo-san, además creo que nunca hemos dicho que estamos emparentados, por eso se creó tanta confusión, no se eche la culpa si?- le dijo con una tierna sonrisa que dejó embobado al mayor. Ese rostro angelical lo hechizó, más aún su alma tan pura, se preguntaba como nunca antes se atrevió a hablarle? Segundos, sólo esos bastaban  para darse cuenta de que tipo de persona era en realidad Arioka Daiki.
Se perdió unos momentos más en su sonrisa, embelesado por la misma. Salió de su trance cuando vio que el menor hacía el intento de pararse, sus piernas flaquearon y casi se estampa de cara contra el suelo; pero al percibir el peligro, lo tomó de la cintura y lo apegó a su cuerpo, dejándolo encima suyo y a si mismo recostado en el sofá. El menor estaba muy sorprendido, se había llevado un buen susto, gracias al mayor no se había echo más daño, levantó su rostro y le dedicó una sonrisa.

-gracias In- no pudo decir más, Kei lo había besado.

No pudo contenerse, el descubrir  lo tierno que era, ver esa sonrisa encantadora  tan de cerca, lo llevaron a besarlo impulsivamente, y aunque temió por unos instantes la reacción del menor, no se arrepentía, sus labios eran suaves, perfectos, tanto que tuvo la necesidad de mover los suyos para apreciarlos mejor.
Al sentir tal acción por parte de Kei, intentó corresponderle, aunque no era nada diestro en estos temas, la dulzura con la que lo estaba besando lo empujaba  a ello, le gustaba, le gustaba mucho sentirlo así.
Era una escena perfecta, el ritmo acompasado de los besos, sus lenguas inquietas que no pudieron evitar saborearse mutuamente, sus tiernas caricias por encima de la ropa, era… mágico, asi lo sentían.
Kei se estaba dejando llevar como nunca, ni siquiera se le cruzaba por la cabeza que era un chico, le gustaba, esa persona le gustaba mucho y esa manera tan exquisita de corresponderle, lo envolvió rápidamente. Fue el mayor quien dió el siguiente paso e introdujo su mano debajo de la camisa del otro, su piel era tan suave, se sentía demasiado bien tocarlo y al parecer le gustaba que lo hiciera, pues emitió un leve jadeo al sentir el contacto de su mano recorrerle el pecho.


Encantado con ese celestial sonido siguió  con sus impulsos y dejó  sus labios para saborear su cuello, pero no se detuvo ahí, le abrió la camisa y se posicionó mejor para que su rostro quede a  la altura de sus pezones, cuando lo consiguió no reparó en   delinearlos con su lengua, provocando más jadeos por parte del menor.
 El castaño estaba en las nubes, primero los deliciosos besos, luego las suaves caricias y ahora las expertas succiones a esa área tan sensitiva... se retorcía de tanto placer.

- ahh Inno-san - el  escucharse a si mismo le sorprendió, qué estaba haciendo exactamente? se separó rápido del mayor  y terminó en el suelo por el brusco movimiento. Kei por su parte se encontraba confundido, se lo estaban pasando muy bien, eso era más que claro, no debió haberse separado así. Se reincorporó un poco para ver al menor sentado en el suelo con la cabeza gacha.

-Arioka- lo llamó. El castaño levantó la vista y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no saltarle encima, se veía tan adorable con las mejillas coloradas, la respiración agitada y sus ojitos que reflejaban angustia, era todo ternura.

- no pongas esa cara, no estábamos haciendo nada malo-

-pero... a usted le gusta mi prima-

-corrección,  me gustaba, pero ya no, ahora me vuelve loco alguien más- le dedicó una sonrisa que le hizo bajar la mirada apenado.

- pero usted no me conoce, yo no-

-shhh- se arrodilló frente a él- eres demasiado transparente... Daiki-

Al menor le brillaron los ojos al escucharlo llamarle por el nombre, Kei lo tomó de la barbilla y volvió a darle un tierno pero corto beso.


-no tengas miedo, tú confía en mi si? Me remediré por todo lo malo que te he hecho - le dijo cariñosamente.

- está bien Inoo-san, ya lo hizo-  dijo sonrojado.


Durante las dos semanas siguientes Kei se la pasaba  en casa de Daiki,  no quería dejarlo solo por ningún motivo, y a pesar de que su tía y prima volvieron después de unos 4 días y se sorprendieron muchísimo de verlo en tal estado, tanto, que hasta insistieron en llevarlo al hospital para asegurarse de que no tuviese nada grave; quiso seguir visitándolo, no sólo  para hacerle compañía, sino también  para cuidar del menor él mismo, sentía que cada minuto que pasaba a su lado era lo mejor que le pudiese haber acontecido en su vida, se sentía tan pleno junto a él, pasándole las tareas, jugando, charlando, y claro, besándose también, nunca se cansaba de probar esos dulces labios, eran todo un manjar...

A la tercera semana recién el castaño tuvo el permiso del médico para volver a clases, le hacía mucha ilusión pues, aunque disfrutara de las tardes que pasaba con el mayor, las mañanas se le hacían tediosas e interminables estando encerrado volviéndose casi loco, estaba muy ansioso de poder al fin salir de casa. Aunque... tenía un poco de miedo, Kei se había portado de lo mejor con él pero, y si en la escuela era diferente? que tal si volvía a ser el mismo de antes? molestándolo y haciéndole tropezar cada que podía? No quería eso, deseaba que siguiera como hasta ahora, cuidándolo, mimándolo, siempre tan amable y cariñoso, así quería que fuese.
Se sentía mal por dudar de Inoo así, después de que este le prometió que nunca más lo haría sufrir ni lo incomodaría pero, no podía evitarse el estar dubitativo, se caracterizaba más que nada por su comportamiento tímido e inseguro, que podía hacer? además, aún no tenía claro exactamente  qué tipo de relación mantenían, amigos no podía ser, no después de todo lo que habían hecho, pero… tampoco le había pedido ser su novio...
"Novio" esa palabra resonaba en su cabeza todo el tiempo, tenía la pequeña ilusión de que le pidiera ser su novio, se estaba ilusionando con la idea y no quería que su pequeña burbuja de esperanza se le rompiera. sonreía como tonto cada que pensaba en ello, pero Kei  nunca se lo había pedido de manera oficial, y claro, podía ser que el término en si sonara lago fuera de lugar entre dos chicos, además, él ya sabía desde hacía mucho tiempo cuales eran sus preferencias sexuales, en cambio Inoo era diferente, al mayor le había gustado su prima hasta hace muy poco, hasta podría ser que estuviese confundido y no sintiera nada por él  más que un simple cariño y  amor hacia Saya. Cualquiera fuese el caso le aterraba la idea de perderlo, ya se había acostumbrado a pasar tiempo juntos, a confiar en él, depender de su persona inclusive.

Llegó a la escuela pensando en todas estas cosas que no pudo percatarse a tiempo de que ciertos tipos, los mismos de la vez pasada, lo tenían en la mira, sin darle tiempo a emprender la huída, aunque nunca fue de esos cobardes que se esconden, es más, siempre se mantuvo firme y si no respondía a las agresiones era porque creía que no merecía la pena malgastar sus energías en algo así.
De nueva cuenta fue llevado al patio trasero, ya imaginaba para que, consideraba una tremenda molestia tener que soportar eso otra vez.
Y es que Saya les había reclamado el hecho de haberlo golpeado e hizo público su parentesco con Daiki, les había dicho barbaridades y media y ahora esa bola de tarados lo culpaba por estar en tan malos términos con la chica.
Estaban esperando a que el menor apareciese para cobrarle por aquello, Saya no quería ni verlos, y los insultaba cada que podía, quería mucho a su primo, era un hermano mayor para ella por eso le afectó tanto lo que le hicieron y no reparó en agredirlos verbal y físicamente.

-estuviste de boca floja con Saya-chan no?- le acusó uno.

- eh? pero si no dije nada.-

- no quieras hacerte el tonto-

- pero no lo -

Un golpe de lleno en su estómago lo hizo callar. El impacto fue tal que lo hizo caer al piso del dolor.
Sus gafas se le cayeron y uno de ellos aprovechó para pisarlas y destruirlas mientras todos reían. 
Otro lo tomó del cuello de la camisa con la intención de golpearlo en la cara pero se detuvo. Al igual que Inoo quedó cautivado con el hermoso aspecto de Daiki. Y  cómo culparlos? ese pequeño y delicado rostro no era sino la perfección misma, se quedó como tonto mirándolo hasta que uno de sus "secuaces" lo apuró.

- que tanto esperas?-

-uh?-

- pero qué demonios te pasa? piensas darle de besos o qué? quítate!-

Lo hizo  a un lado y tomó su lugar, con furia le dio un golpe al menor, tirándolo nuevamente y haciendo que tocara el área lastimada con su mano izquierda.  El pobre Arioka no hizo mas que agachar la cabeza y derramar lágrimas, cuanto más tendría que soportar cosas como esa, odiaba las discusiones y mucho mas las peleas pero ya estaba llegando a su límite, desde el comienzo del año tuvo que soportar el acoso, amaba la  escuela como nada, le encantaba, pero desde que se transfirió  no hizo mas que sufrir por los constantes maltratos.
 

 

No estaba muy convencido de que le hubieran dado el alta al menor, en su opinión el castaño tenía que seguir siendo cuidado y en reposo, bajo SU cuidado claro, quería seguir mimándolo lo más posible, aunque… aún podría hacerlo.
Una sonrisa boba se  posó en sus labios al pensar en ello, pero esta se le fue de inmediato al ver tanta conmoción en la entrada de la institución, tuvo un mal presentimiento. Corrió lo más rápido que pudo hacía donde había escuchado, ocurrían los hechos, augurando lo peor para Daiki, ¿tanta mala suerte podía tener?! ¿Tuvo que salir tan temprano sin esperar a que llegue por él? Tuvo que ir solo por que su prima tenía un examen médico antes?  ¿Tenían que estar en un colegio donde los profesores eran una manga de inútiles con los cuales no se podía contar en absoluto? ¡Que tormento!
Le iba a dar el regaño de su vida al menor por ser tan cabeza hueca y ser un despistado de lo peor.
Su ira se hizo palpable al momento de ver a SU Daiki con rastros de sangre en el rostro, siendo sujetado por dos tipos, otro que estaba delante suyo gritándole de cosas y muchos otros alrededor.


Se acercó a ellos como alma que lleva el demonio y empujó al que Arioka tenía en su delante con mucha fuerza, liberó al menor de los otros dos y tomó el pequeño cuerpo del menor entre sus brazos, antes de que este se desvaneciera por lo débil que se encontraba.
- ¿qué te pasa Inoo? ¿Por qué lo ayudas? Tu eres quién más lo odia!- ante aquello el menor abrió desmesurado sus ojos, le había dolido.
- no... al menos ya no, no quiero que lo molesten más-
- pero él-
- ¡ÉL ES MÍO!  Aquel que se atreva a molestarlo se las verá conmigo!- sentenció firme y acto seguido le plantó un beso al menor dejando sorprendidos a todos.    
                                                    
Llevó a  Daiki a la enfermería, esperó paciente a que la enfermera terminara de curarlo, escuchando las quejas del castaño cada que le limpiaban alguna herida y  se ofreció a llevarlo de vuelta a su casa, era obvio que tendría que tomarse unos días de reposo.
Como la primera vez, Inoo ayudaba a Daiki a caminar tomándolo de la cintura, iban por el pasillo del tercer piso a paso lento, después de ir a buscar su cosas al salón de clases. Arioka estaba que se moría de  los nervios, en verdad Kei dijo aquello? Lo hacía sentirse muy feliz, había dicho delante de todos que era suyo, no cabía tanta dicha en su cuerpo, aunque… no lo llamó su pareja propiamente, y por más que estuviese que explotaba de felicidad por lo que hizo por él, quiso preguntarle algo de todos modos.
- Inoo-san… emmm yo me preguntaba a qué… bueno, a qué se refería cuando dijo que era suyo?- más colorado no podía estar al decir eso.
-creo que fue bastante obvio, me gustas- detuvieron el paso- quiero que seas sólo para mi-
-eso quiere decir que…-
-deseo que seas mi seas mi novio- a Daiki le brillaron los ojos. Se le estaba confesando verdad? Eso era algo oficial cierto? Las dudas que tuvo alguna vez se disiparon con esa oración, esa tan significativa oración que  lo era todo.
Kei por su lado no pudo resistir las ganas de besarlo, su  carita de sorpresa y felicidad era algo tan bello  que no podía, ni quería, contenerse de sentirlo cerca.  Lo  apresó contra la pared y tomó sus labios en un candente beso, tan profundo y dulce a la  vez. Sus lenguas masajeándose con lentitud, sus salivas entremezclándose, tan deliciosas.  Su temperatura corporal comenzó a subir,  de pronto los besos ya no les eran suficientes, necesitaban más, sus hormonas pedía por ello. Sin dudarlo ni un momento, el mayor tomó su mano  y juntos se adentraron al salón que tenían más cerca, uno de ciencias que estaba fuera de uso.                                                               
El lugar, a pesar de estar en inutilidad, se encontraba muy bien aseado, pero claro, ellos ni siquiera se percataron de su pulcritud, estaban más concentrados en obedecer a sus instintos que en cualquier otra cosa.
 Lentamente el pelinegro comenzó a desvestir a Daiki, a cada porción de piel descubierta la llenaba de caricias, robándole suspiros al menor,  a cada marca que encontraba en esa blanca y tersa piel no hacía sino besarla con suma adoración, como queriendo curar aquel cuerpo lleno de heridas con sus labios. Lo desnudo por completo y su admiración fue evidente, ese pequeño cuerpo tan bien formado era mucho más hermoso de lo que había imaginado. Sí, ya lo había hecho, aunque no esperaba que fuese tan pronto, había fantaseado con aquel momento incontables veces, llevándolo a masturbarse sin control gimiendo el nombre de Daiki; pero eso no era un sueño, lo tenía delante suyo en cuerpo y alma, a punto de disfrutar en carne propia todas aquellas fantasías con las cuales se vanaglorio en su soledad.  
Sin más espera, comenzó a pasar sus manos a lo largo del cuerpo del menor, deteniéndose considerablemente en el área de los pezones y nalgas, dando placenteros masajes en aquellas superficies particularmente deliciosas. El menor soltaba jadeos incesantes, ser acariciado de esa manera por Kei se sentía realmente bien,  no esperaba que sensaciones como esas fueran posibles de lograr en el organismo humano.                                                                                                            Poa De a poco fue bajando hasta su entrepierna, tomó su virilidad con delicadeza y recorrió con besos la longitud del mismo. El castaño suspiro ante tal acción, los labios del mayor eran suaves, carnosos, incrementaban su placer. Sin previo aviso, se introdujo el miembro en su boca, logrando que las piernas de Arioka fallaran y terminarse arrodillado en el suelo, para el pelinegro era un poco incómoda la nueva postura, asi que optó por recostar el cuerpo del menor en el piso por completo y proseguir con su tarea, degustando exquisitamente su pene.
El acalorado ambiente, era más de lo que el pobre Inoo podía soportar, la laboriosa tarea de darle placer oral al menor le había subido mucho la temperatura, su cuerpo estaba sudoroso y es que el sólo escuchar los embriagantes gemidos de su acompañante lo ponían al límite, uno que ya había sobrepasado. La urgencia de tomarlo se apoderó de él y de un momento a otro se retiró de su entrepierna y pasó a desvestirse con premura. Agarró las piernas blancas del menor y elevó su parte baja, acercándola a su miembro, que ya estaba más que duro. Se introdujo muy suavemente, sintiendo la estrechez incomparable del castaño, era algo fenomenal, sus paredes se resistían a abrirse y dificultaban un poco el proceso, pero el aprisionamiento que encerró a su miembro lo llevaron a la gloria, soltando un  escandaloso gemido.
-ahhh~!!!- gritó  al sentir como la entrada de Arioka  entrada se comprimía más y más.
-Ke~Keei!!-soltó el menor al sentir un  dolor lacerante.
- est—estás bien? Si quieres… paramos- le dijo dulcemente mientras acercaba su  rostro al del otro y acariciaba su nariz con la propia.
- no, sigue por favor- imploró el menor.
Inoo lo besó tiernamente, tratando de distraerlo un poco de aquel dolor punzante. Empezó de nueva cuenta con las embestidas, teniendo extremo cuidado de hacerlo lento para no lastimar a su pareja, pero no dejó de besar sus labios en ningún momento. Sus movimientos de caderas iban al compás de sus besos, sin prisas, Kei lo embestía  pausadamente, abriéndose paso en su interior, llegando cada vez más profundo. Continuaron con aquel delicioso ritmo, incrementando su goce, llegando juntos al tan ansiado orgasmo.
- eso fue…totalmente… increíble-  dijo entrecortadamente Inoo con una sonrisa.
-no se arrepentirá?-
- arrepentirme de qué?-
- de lo que dijo antes, delante de todos-
- nunca, ahora eres mío, que lo sepan todos, así es mejor-
- está seguro?-
 -claro que sí, lo dudas acaso?-
- n—no  claro que no, nunca más- sonrió.
- asi está mejor, nos vamos?-
- hai-
Ambos se cambiaron con total  tranquilidad y salieron del lugar, debían de dirigirse  a casa del menor, los golpes anteriores y el ejercicio extra que acaba de realizar lo tenían exhausto,  y con los obvios nuevos cuidados de Inoo de seguro que tardaría aún más en recuperarse por completo, pero bien valía la pena.
Al salir de la escuela notaron como todos se les quedaban mirando.  Iban tomados de la mano, y con las declaraciones anteriores de Kei, era innegable el tipo de relación que mantenían. Pero al mayor no le importaba, había descubierto un maravilloso ser de nombre Arioka Daiki y no permitiría que este se le fuese arrebatado de su lado nunca, lo protegería y amaría, por que era suyo, aquel enemigo que en un día… se convirtió en el amor de su vida.

2 comentarios:

  1. KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA MIO!!!!!!!!!!!!!!! AGDJDDEKSHSBSKCHAJJSVEFJHEFIFUWGFFWSHEAIFU
    Mira que tenerle celos por eso y encima es su prima... Baaaaaka!!!! Como lo dejas ahi!? eres tonto? Menos mal que gracias a eso lo conoces mejor y... e.e
    Seeeeh~ la piel de Daiki tiene que ser perfecta, como su sonrisa de niño *-*
    Asdasdasdaasd lemon en la escuela!!!!!! *-* Ahora es cuando Mabel entra en el fic y abre esa puerta para grabarlos y hacerles fotos e.e

    Te quedó muy bonito, me encantó Yahi, eres de las mejores de todas, te quiero!!! >////<

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  2. quedó HERMOSOOOOOOOOOOOO....wuauuuuu ^^
    el inodai es lindisimo,....(suspira...)

    buena mabe..---y de hecho tienes que sorprenderlos con una fotitos....y colgarlas....jajjajaj

    >_<*

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