Es MUY tarde (2am), apenas llego y esto fue lo único que pude publicar, que sigo sin tener inter en la compu de casa y pasarle del celu me da dolores de cabeza porque pierdo la señal cada minuto -____-
eso es todo y lamento mucho haberme tardado, pero ya publicaré todas mis contis pendientes...
espero que les guste!
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Estaba furioso, nunca antes me había sentido así de mal, iba por
la calle maldiciendo y empujando a todos a mi paso, no me importaba, ya
nada me importaba, Daiki estaba con aquella infeliz y lo peor era que no tenía
ni idea de que era lo que pasaba por su cabeza, ¿qué pretendía enamorándolo?
*Si se atreve a lastimarlo la
mato* pensaba, no permitiría que le tocase uno solo de sus cabellos, la
agarraría a golpes de ser necesario, él significaba todo para mí y no estaría
dispuesto a dejarlo a su merced, tenía que hacer algo y rápido.
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- vaya vaya, que sorpresa que
hayas venido sin que te llamen- me decía mientras me dejaba pasar a su
departamento.
-tenemos cosas de que hablar-
-y supongo que Dai-chan está
entre ellas ¿no?-apreté los puños al escucharla emplear su nombre con tono
meloso.
- supones bien-
- habla entonces- dijo mientras
cerraba la puerta y pasaba a la sala.
- te lo diré simple y claro,
quiero que te alejes de Daiki- sentencié firme.
- mmm y qué pasa si te digo que
no quiero?- me contestó con burla.
- haré que te arrepientas- al
instante le cambió la cara. No le gustaba que me le subordinara.
-no te atrevas a desafiarme
Kei, o sabes lo que te pasara-
- no importa, que te quede
claro, si lastimas a Daiki... te mataré- la amenacé con voz fría, sus
ojos se abrieron como platos; nunca antes me había atrevido a hablarle así.
-esto te costará Kei- dijo
entrecerrando sus ojos.
- te costara a ti si te atreves
a lastimarlo. Eso era todo, me voy- concluí para salir de ese lugar tan
asfixiante.
Por primera vez desde que la
conocí tuve el valor de enfrentarla, pero no podía dejar que dañara de alguna
manera aquello que atesoraba más que a mi propia vida, porque Arioka Daiki se
había convertido en todo lo que necesitaba para sobrevivir, ya lo tenía más que
claro.
Habían pasado dos días desde
que tuve esa "charla" con Hanna y no recibía noticias suyas, lo peor
era que tampoco de Daiki, eso no tenía buena pinta, no podía quedarme tranquilo
hasta estar 100% seguro de que nada malo le había sucedido.
Hanna podía llegar a ser muy
sádica, tenía que llevarme lejos a Daiki y salvarlo de sus garras, una mujer
tan aterradora como ella era capaz de las peores cosas, por lo que tenía que
actuar pronto. Tal vez lograba convencerlo y me lo llevaba en unas mini
vacaciones, podría confesármele y vivir juntos el resto de nuestras vidas. Me
hacía mucha ilusión el pensar aquello y me sentía como tonto enamorado de tan
solo imaginarlo, pero era algo que anhela dentro mío, un sueño que esperaba se
realizara.
Unos días más pasaron y ya
estaba terminando de arreglar todo para escapar junto con Dai, aún habían
muchas cosas en contra pero trataría de convencerlo de que lo hiciera, el año
se estaba terminando y con ello mi paso por la secundaria, solo meses faltaban
y me dedicaría a trabajar y darle todo lo que él se merecía, estaba dispuesto a
cuidar de Daiki en todos los aspectos, lo tenía muy decidido.
Lamentablemente, tarde más de
lo que hubiese deseado y sin dar crédito a cómo Hanna había dado su golpe...
Estaba atónito, no entendía por qué me había golpeado al abrirle
la puerta,
Mi rostro ardía por el golpe,
pero no se comparaba en nada al dolor que sentía por dentro.
Mi amado Daiki me miraba con
odio, uno muy grande, me lastimaba, aquella mirada me lastimaba.
-¡ERES UN MALDITO!-
-¿cómo pudiste hacerle algo
asi? ¡¿CÓMO?! ¡ME DAS ASCO!-
En un principio no entendía nada,
pero basto poco para que me diera cuenta de que era lo que pasaba, esa
maldita me había tendido una trampa, le hizo creer que era un monstruo, la peor
basura del mundo y Daiki se veía muy convencido de ello. Él le creía
absolutamente todo, había perdido su confianza, su cariño, de un sólo
golpe lo había perdido todo de él, todo lo que necesitaba, lo que me mantenía
vivo, feliz, todo aquello se había convertido simplemente en recuerdos,
todos esos buenos sentimientos que albergaba por mí se transformaron en odio,
asco, furia, ya nada quedaba de aquella hermosa sonrisa que me dedicaba, ahora
en mi mente se grabaría aquel rostro sombrío. esos ojos llenos de odio que
penetraban mi corazón como un cuchillo, se enterraban en lo más profundo de mi
ser, haciéndome sangrar internamente, queriendo gritar de sufrimiento por el
daño de esa mirada fúrica que me lanzaba, y pensar que todo se debía a
esa maldita arpía. Mi dulce y adorable Daiki había desaparecido dejando en su
lugar a alguien completamente desconocido , quien solo me aborrecía y
pensaba lo peor de mí; pero; ¿es que acaso no me conocía lo suficiente como
para saber que yo no era de ese tipo de persona? claro que he hecho muchas, muchísimas
cosas malas en mi vida, pero, abusar de alguien? me creía tan bajo como para hacer
eso? una furia abrazadora se apoderó de mí, estaba molesto, muy enojado, por
qué creía eso? todo el tiempo que estuvimos juntos ¿no le bastó para conocerme?
Bravo Hanna habías logrado que
me odiara, lograste destruirme.
- jajajaja JAJAJAJA, ¿qué no es obvio? Te odio…-
- ¿qué?- preguntaste confuso.
- te odio- te miré con mucha rabia- ¡TE ODIO!-
Esas palabras salían de mi
boca con tanto desprecio, porque en esos momentos no veía a mi dulce Daiki, en
esos momentos solo podía ver a Hanna con su sonrisa maléfica tratando de
hacerme daño, al verlo sólo podía verla a ella y a su maldad.
Te empujé con fuerza al piso y
cerré la puerta con seguro.
Ya me había perdido, ya no me
sentía yo mismo, me dejé llevar por el sufrimiento y odio que albergaba
mi corazón, no pensaba con claridad.
Arrastré tu cuerpo con brutal
fuerza hasta mi habitación y te encerré ahí.
Escuché tus incesantes gritos
y golpes constantes mientras caía al suelo con las manos en mi pecho y lágrimas
descendiendo por mi rostro, dolía tanto Daiki, tu odio me lastimaba tanto,
hasta el punto de quitarme la respiración, ya no podía soportarlo, a ella la
veías como alguien pura y de buenos sentimientos, mientras a que mí, a mi
sólo como una vil escoria que no merecía estar en este mundo, y así era Dai, no
por las razones que tu creías, pero así era.
Pero si me ibas a odiar de todas
formas, decidí que ya no importaba nada más...
Tomé las sogas que usaba en
ocasiones con Hanna y te até de pies y manos para que no pudieses escapar, te
dejé en una silla de la habitación y te sujeté con fuerza a esta también,
te dejé sólo por unos minutos y cuando estaba a punto de regresar contigo esa
maldita mujer apareció de nuevo.
- hola Kei-chan- me saludó
hipócrita.
Mi rabia fue tan grande que la
tomé por el cuello, mientras le gritaba.
-perra, ¡¿qué le dijiste?! ¡él
me odia!-
- te hubiese odiado si
conociese de verdad- dijo como puedo.
La tiré al piso con mucha
fuerza y llevé mis manos a mi cabeza por
la desesperación.
-asi debe de ser, nunca
debiste fijarte en ese mocoso en primer lugar, olvídalo y hazme tuya Kei-
Cada palabra salida de su boca
me provocaba nauseas, pero si tanto lo quería, lo tendría.
La tomé de los pelos y así
la llevé hasta la habitación dónde se encontraba Daiki.
- pero ¿qué demonios crees que haces? ¡suéltame!-
- ¡cállate y entra de una maldita vez!- la tiré sobre la cama.
En el momento que vio a Daiki le
entró la desesperación, se imaginaba lo que haría y sabía tan bien como yo que
no podría contenerse de disfrutarlo.
La desvestí rápidamente y
la puse boca abajo arrancándole la ropa interior.
La penetré con dureza haciendo
que sangrara. Pero era así como a esa salvaje le gustaba, y estaba a punto de
ser descubierta.
- te gusta eh puta, es así como te gusta o ¿no? Jajaja-
-bast-…a, ya no sigas…si lo haces no sere ca-capaz de…-
- pero es así como te gusta, no eres más que una sucia puta ¡toma!-
Y me introduje con mayor fuerza en su interior, me dolía pero no quería parar, quería que Daiki viera cómo era en realidad, pero la muy maldita se las arregló para ahogar sus gemidos en la almohada, de nuevo había fallado.
Me salí de ella y sentí asco de mí mismo, era tan grotesco haber estado dentro suyo, y ni siquiera pude desenmascararla.
Se fue de inmediato y nos dejó solos, completamente solos...
Cada vez este fic me engancha más *-*
ResponderEliminarPobre Kei, antes le odiaba, ahora... u.u
bsjdjsi sucia perra asquerosa de Hanna, vamos a odiarla a muerte >_>
Ahora faltan los demás fics *^* -coge su silla y se sienta a esperar.-