miércoles, 4 de abril de 2012

Wicked Game

Hola... Otra vez xd
Este two shot surgió porque quería sorprender a mi mejor amiga...
A ella le encantó, era un shot, pero me pidió un segundo.
Al parecer promete esta pareja


Quizás se lo encuentren un poco raro al leerlo, pero
luego les gustará, porque tiene su morbo xd
no me gusta separar al InooDai, pero esta pareja ya me encanta *-*
Ahí se los dejo




Parejas: MatsuDai (?) Jun Matsumoto x Arioka Daiki
Género: Lemon


Capítulo 1


El haberle conocido fue aquello que le dio un antes y un después a toda mi vida. Nunca imaginé que sería uno más de sus muñecos, otra marioneta más con la que se entretenía, otra victima más de su sádico y maléfico juego; juego del cual yo quería más y más. Juego al cual me había vuelto adicto.

¿Cómo olvidar el día que comenzó todo esto? Si para mí ha sido lo más importante que me ha sucedido. Lo se, solo soy yo quien le doy importancia, pues sabía que solo me veía como alguien con quien tener un revolcón, alguien con quien saciar sus ganas, más yo me sentía feliz, pues aunque fuera de esta forma podía estar a su lado, y eso era lo que deseaba ¿no?


Iba caminando por uno de los pasillos del enorme edificio de la Johnny’s Entertainment. Chinen iba a mi lado, hablándome de lo sucedido en su cita con Yama-chan, y mientras andábamos por ahí, pude verle, estaba dándole clases de canto a algunos juniors; como siempre, me quedé mirándole embobado, no sabía que era lo que tenia, pero me tenia totalmente a su merced, a pesar de ser un pedante engreído que tenía ínfulas de ser el rey del mundo. Se volvió hacía atrás y nuestras miradas se encontraron, alzó una de sus pobladas cejas y sonrió, haciéndolo yo también de solo verle, pero su sonrisa estaba cargada de cinismo, como siempre…

-         Oye Dai-chan, ¿pasa algo?- inquirió Chinen mirándome preocupado
-         ¿Ah?- dije distraído- no, no pasa nada. Es solo que…
-         ¿Qué?...
-         Nada, olvídalo- negué con la cabeza, restándole importancia- entonces, decías que Yama-chan y tu fueron a…
-         Si, te decía que me llevó al cine, la película fue bastante mala, pero igual la pasé genial con él…- Chinen volvió a hablar sobre lo fabuloso que era su novio y lo bien que lo habían pasado juntos, mientras yo trataba de no volver a pesar en aquella sonrisa que ese ser me había regalado. Si, en teoría, yo detestaba a las personas con su perfil; siempre creyéndose la gran cosa y pisoteando a los demás. Tal y como hacía conmigo cuando tenía que tomar lecciones de canto con él.


Aquella tarde, estaba en uno de los salones de música esperándole. Tenía quince minutos de retraso, con un suspiro de impaciencia, miré mi reloj de pulsera, ahora contaba veinte minutos de espera. Justo en ese momento, la puerta se abrió, y ahí estaba él, llenando la habitación con su electrizante presencia, con su aroma, con todo lo que en conjunto el conformaba
-         Llegas tarde- le recriminé a modo de saludo
-         Y a mi qué- contestó encogiéndose de hombros- tuve unos asuntos más importantes que resolver…
-         Ah- musité alzando una ceja- si su Majestad se encontraba tan ocupado, pudo decir que no a estas lecciones, así me evita a mi el esperarle y a usted que tenga tiempo para que pueda “resolver” sin problema sus asuntos- dije cruzándome de brazos. Él me observó divertido y esbozó una media sonrisa, dejando a la vista su perfecta dentadura
-         Y ahora el cachorro me va a decir a mi lo que tengo que hacer… A ver como te diriges hacia mí pequeñín, pues soy tu sempai y quieras o no tienes que respetarme- dijo acercándose lentamente hacia mí
-         Pues deberías de respetarme primero. El respeto se gana, no se exige, Matsumoto sempai- contesté con una sarcástica sonrisa
-         Perdóname Arioka-kun, no volveré a hacerte esperar… ¿Mejor?- se detuvo frente a mi
-         Como quieras, empecemos con esto, pues ya quiero largarme de aquí- murmuré de mala gana
-         ¿En serio quieres irte? Yo también- volvió a sonreír- ¿sabes? Hoy haremos algo distinto
-         ¿Ah si? ¿Qué haremos? Dime que no me darás lecciones, así podremos irnos de acá…
-         Técnicamente, no. Las clases de hoy, serán en mi casa- abrí la boca para protestar- y será mejor que no digas nada. Ya verás que te gustarán- agregó tomando mi mano para sacarme de allí con rapidez, ambos tomamos nuestras cosas y salimos del edificio, sin poderme despedir de mis amigos. Nos subimos a su lujoso auto y el emprendió el rumbo hasta su apartamento; durante el camino no dijimos nada, solo nos mirábamos de vez en cuando… mi cuerpo temblaba ligeramente. No entendía el porque me sentía tan nervioso, si solo era Matsumoto Jun, el imbécil de mi sempai al cual no soportaba por ser un idiota y un pedante. Vamos Daiki, sabes que te pones nervioso, porque a pesar de ser un imbécil de mierda, te gusta; te encanta que sea así, pues eso es lo que más ha llamado tu atención y a pesar de que te dejase esperándole por mucho rato, te encanta tomar las lecciones de canto con él. Me dijo una vocecilla interior, maldije por lo bajo, pues mi subconsciente tenia toda la razón.

En cuanto llegamos a su apartamento, no pude evitar sorprenderme. Vivía en un penthouse en uno de los edificios más lujosos de Tokyo, aquel lugar era precioso, y ni hablar de la hermosa vista que se tenía desde esa altura. Me quedé parado en el enorme ventanal, contemplando las luces de la ciudad

-         No te quedes ahí parado, recuerda que viniste a tomar las lecciones- escuché que dijo a mis espaldas
-         Si, gomenasai- hice una pequeña reverencia y me volví hacía él. Estaba sentado en un mullido sofá blanco y se había quitado la sudadera, quedando tan solo con una simple camiseta azul celeste. Tomé asiento a su lado, tratando de pensar en otra cosa para no concentrarme en el olor de su perfume.

Luego de una hora o más, dio por terminada la lección, poniendo los ojos en blanco, y apartándose el flequillo de la frente
-         Estuviste bien, dentro de poco, no necesitarás más lecciones- comentó con una sonrisa
-         Gracias- sonreí levemente
-         Y ahora, ya vete. Tengo cosas que hacer y me estorbas- me indicó con un gesto que me pusiera de pie
-         Demo… Matsumoto-kun, no se me ir solo- protesté
-         Ese no es mi problema, toma el tren. No ha de ser tan difícil- apreté los puños, en serio quería golpearle, ¿cómo era posible que me gustara alguien como él?
-         ¿Si estabas tan apurado, para qué demonios me trajiste a tu casa?
-         No lo se- se encogió de hombros- ¿Sabes por qué estoy tan impaciente porque te vayas?- negué con la cabeza, esperando otra de sus respuestas sarcásticas e hirientes- porque estoy esperando a alguien, y si ese alguien te ve, no querrá hacer nada conmigo…- él también se puso de pie y se acercó hasta mi, lo suficiente como para ponerme nervioso. Se inclinó hasta dejar sus labios cerca de mi oreja y susurró- a menos que tu lo hagas…- un escalofrío me recorrió por completo al escuchar aquello
-         Me… mejor me… me voy en el tr… tren- tartamudeé con nerviosismo. Él rió por mi reacción
-         ¿Qué pasa Arioka-kun? ¿Me tienes miedo?- alzó una ceja y sonrió con malicia. Comencé a retroceder lentamente hasta chocar contra la pared, Jun caminaba hacia mí, sin apartar su mirada de la mía. Al parecer disfrutaba al máximo de verme aterrado, al estar frente a mi, me acorraló contra la pared, poniendo ambos brazos, uno a cada lado de mi cabeza, dejándome sin escapatoria alguna- ¿Me temes?- volvió a preguntar, esta vez en un tono bajo y cargado de tanta sensualidad, que sentí como mi piel se erizaba tan solo de escucharle
-         No…- intenté sonar convincente, pero mi voz tembló
-         Bien, tomaré eso como un si- lamió su labios mientras miraba los míos- pensándolo bien, Sho puede esperar… me interesa más el probar cosas nuevas…- ahí estaba susurrando otra vez. Me estremecí al notar su mirada sobre mi boca, mordió su labio inferior; maldita sea, ¿por qué demonios no me besaba ya?

Sentía el corazón latir apresuradamente, me sentía aterrado, pero al mismo tiempo, quería sentirle. Tenía los labios resecos y me pasé la lengua por ellos, a lo que mi sempai lo tomó como una invitación; inclinó el rostro y unió su boca con la mía, besándome con lentitud, pero con aquella experiencia que se obtiene con los años. Nuestros labios encajaban a la perfección, una de sus manos de posó sobre mi cintura, mientras yo entreabría los labios dejando que su lengua penetrara en mi boca, explorándome, saboreándome y sobre todo, excitándome. Rodeé su cuello con mis brazos, atrayéndolo totalmente hacia mí. Se suponía que esto estaba mal, él era muchísimo mayor que yo y esto no era correcto, ¡el era un hombre! Mas a mi me importaba muy poco, yo solo quería seguir disfrutando de aquella deliciosa sensación. Enredé los dedos en su espeso pelo y me puse de puntitas, tratando de alcanzarle; nuestras respiraciones se habían agitado un poco y necesitábamos aire, más ninguno quería parar. Al menos yo quería continuar con aquello.

Jun me tomó por las caderas, subiéndome a horcajadas sobre él, enrosqué las piernas alrededor de su cintura. Nos separamos para buscar aire

-         ¿Por qué me besaste? Si yo te caigo mal- susurré contra sus labios
-         Para nada, solo lo hacía para aparentar… en verdad moría por hacer esto- mordió mi labio inferior y sonrió, llevándome nuevamente hasta la sala. Allí me dejó sobre el sofá y se colocó sobre mi; volviendo a besarnos, esta vez con más intensidad; su lengua se enredaba con la mía, haciéndome sentir un enorme calor que embargaba mi cuerpo y se concentraba en mi entrepierna… subí una pierna hasta la altura de su cadera y lo tomé por el rostro, mordiendo su labio inferior con un poco de brusquedad. Sus manos se adentraron bajo mi camiseta, y comenzó a acariciar mis pezones con sus pulgares, provocando que éstos se endurecieran por ese leve roce, ahora los apretaba con sus dedos, haciéndome jadear mientras me besaba. Nunca imaginé que sentiría todas estas cosas con tan solo una simple caricia y con algunos besos.

No quería quedarme sin hacer nada, así que comencé a besar su cuello con suavidad mientras llevaba una mano hasta el bulto que palpitaba en sus pantalones. Jadeé de solo saber que el estaba así por mi; Jun me quitó la camiseta, inclinándose a lamer uno de mis pezones, mientras continuaba acariciando, y pellizcando el otro, haciéndome gemir esta vez. Cerré los ojos y me contuve, mordiendo mi labio inferior con fuerza, pero otra vez sentí la calidez de su lengua y me sentí perdido completamente, gimiendo sin poder contenerme, al abrir los ojos, lo vi sonreír, disfrutando por completo el verme mal. Me incorporé y lo besé nuevamente, quitándole la camiseta con rapidez; nos movimos en el sofá, quedando yo encima suyo esta vez. Quería darle placer, quería demostrarle que aunque fuese muchísimo menor que él, podía hacerlo enloquecer…

Me incliné a besar su pecho, deleitándome con el aroma de su piel, tan sensual, tan masculino, tan como él. Llevé uno de mis dedos hasta mis labios y lo humedecí un poco, frotándolo luego contra uno de sus pezones, contuve un jadeo al sentirlo endurecer bajo mi caricia y suspiré al escucharlo jadear débilmente; aquel sonido hizo que mi temperatura corporal aumentara aun más y quería, deseaba escucharlo nuevamente; así que esta vez volví a acariciarlo, pero con mi lengua. Dándole lentos lametazos, mientras veía como mi amante suspiraba y sonreía, conteniéndose a más no poder, con lo desesperado que me encontraba por escucharle jadear, por verlo disfrutar…

Sabia que lo hacía adrede, sabía que lo hacía para impacientarme. Más yo sabía que iba a lograr lo que quería; bajé la cremallera de sus pantalones con lentitud, bajándoselos solo un poco junto con sus boxers, dejando su miembro al descubierto. Gemí de solo verlo, estaba tan duro y tan caliente…
Sin pensármelo ni dos veces, me lo introduje en la boca, succionándolo con suavidad, lamiendo la punta y ejerciéndole presión con mis labios. Jun comenzó a gemir por lo bajo y cerró los ojos, moviendo las caderas con lentitud; contuve un jadeo al verlo y continué succionando su sexo, masturbándole con rapidez mientras chupaba su virilidad. Él dejó una mano sobre mi cabeza, tirando suavemente de mi pelo, mientras gemía un poco más alto, entonces decidí torturarlo un poco más, comencé a lamer su miembro en toda su extensión, desde la base, hasta la punta, provocando que jadeara nuevamente, enredó los dedos en mi pelo y volvió a tirar de él nuevamente, esta vez con un poco de brusquedad, más no me importaba, aquellos tirones no hacían nada mas que incrementar mi excitación. Volví a introducirme su pene en la boca, regalándole vigorosas succiones mientras rozaba mis dientes con suavidad contra la punta; Jun no pudo contenerse y dejó escapar un gemido ronco, moviendo mi cabeza hasta abajo, haciendo que su erección entrase aun más en mi cavidad. Sentía la punta de éste chocar justo contra mi garganta, más no me importaba si de esta manera podía escucharle de esta manera y sentirlo retorcerse del placer debajo de mí… Sentía como mis pantalones me molestaban cada vez más, pues mi erección amenazaba con reventarlos en cualquier momento. Me encontraba tan duro que me dolía, mientras continuaba dándole placer con mis labios, intenté bajar el cierre de mis pantalones, en un intento por liberar mi sexo; ya podía sentir las gotitas de presemen salir de él, estaba a punto de correrse, y yo quería que lo hiciese, quería que lo hiciese en mis labios. Alejé la mano de mis pantalones y volví a masturbarlo, sin dejar de succionar y darle lametazos a esa porción de carne vibrante entre sus piernas, Jun continuaba gimiendo sin parar, ahora mirándome directamente a los ojos, entreabriendo los labios y dejando escapar otro jadeo. Alcé una ceja y dejé de masturbarle, acariciando sus testículos con delicadeza y aquello fue suficiente para hacerle perder el control. Con un fuerte gemido, llegó al orgasmo, humedeciendo mi boca con su esencia; sin dejar de mirarlo a los ojos, me lamí los labios y sonreí con malicia. Él me tomó por el brazo con fuerza hasta dejarme a su altura

-         Ya es suficiente, ¿no crees?- comentó con la respiración totalmente agitada, sonreí al verlo y rodeé su cuello con mis brazos, volviéndole a besar. Era increíble como en cuestión de minutos me había vuelto adicto a sus besos, al sabor de sus labios y a la suavidad de su lengua. Mientras nos besábamos con ardor, sentí sus manos en torno a mis caderas, ayudándome a despojarme de las pocas prendas que me quedaban, yo hice lo mismo con las suyas, por fin dejándonos en completa desnudez. Jun se encontraba encima de mi, acariciándome con tortuosa lentitud mientras sus labios se posaban en mi cuello; suspiré al sentir el roce de su lengua, sintiendo cosas que creí inimaginables; era como si él conociese mi cuerpo, cada vez que sentía el roce de sus manos en cualquier lugar, me estremecía sin poder evitarlo. Llevó una mano hasta mi sexo y comenzó a masturbarme lentamente, su mano se deslizaba de arriba hacia abajo por toda la longitud de mi endurecido y humedecido miembro, arqueé la espalda y gemí contra sus labios, sosteniéndome con fuerza de su espalda; moviendo las caderas con lentitud, queriendo más
-         Aaah… Jun…- susurré con un gemido, el jadeó al escucharme
-         ¿Quieres más?- musitó en un tono bajo. Solo me limité a asentir, pues las palabras no me salían; él se acomodó encima de mí, haciendo que mi erección rozara contra su miembro, sin dejar de masturbarme. Volví a gemir un poco más alto y con una mano, me sostuve del brazo del sofá; en un intento por no perder el control, pero el sentir la calidez de su pene, su rigidez, y como resbalaba contra el mío por el líquido pre-seminal, era imposible el no enloquecer. Abrí un poco las piernas y mordí mi labio, deshaciéndome en suspiros y jadeos mientras llenaba su mano y su miembro con mis fluidos. Su móvil comenzó a sonar, a lo mejor tenia que ser Sho, él lo miró, enarcó una ceja mientras lo tomaba y lo apagó; no pude evitar sonreír ante ese gesto, pues a pesar de todo prefería continuar conmigo.

Había llegado el momento. Me sentía un poco nervioso, pues según había escuchado, esto dolía terriblemente. Él pareció notar mi preocupación
-         Descuida, intentaré lo posible porque no sientas tanto dolor- dijo antes de darme un suave beso en los labios. Este fue muy distinto a los anteriores, estaba lleno de ternura, con una delicadeza casi sublime
-         Confío en ti…- musité casi en un susurro. Ambos nos miramos y sonreímos antes de besarnos nuevamente, Jun volvió a acariciar mi sexo, humedeciendo su mano con mis fluidos, supongo que para usarlo como lubricante. Cerré los ojos con fuerza cuando sentí uno de sus dedos penetrar con lentitud, fue tanto el dolor que se me llenaron los ojos de lágrimas; él comenzó a mover el dedo con delicadeza, haciéndome gritar en cuanto penetró con el segundo
-         Relájate Daiki, o te dolerá más…- susurró. Era la primera vez que decía mi nombre y se escuchaba endemoniadamente sexy cuando salía de sus labios. Asentí y lo besé apasionadamente, introduciendo la lengua en su cavidad y acariciando suavemente la suya; sus dedos continuaban entrando y saliendo con lentitud, haciéndome desear más
-         Hazlo ya- dije contra sus labios
-         ¿Estás seguro?
-         Maldita sea Jun, no preguntes y hazlo ya- puse los ojos en blanco y él sonrió, retirando los dedos de mi entrada y abriendo mis piernas por completo. Me estremecí al sentir la punta de su rigidez contra mi entrada y de una sola estocada estuvo dentro de mí; él gimió sonoramente, más yo emití un jadeo de dolor, no me quejé pues yo mismo lo pedí y él me dio justamente lo que quería.

Comenzó a propinarme lentas estocadas, mientras acariciaba una de mis piernas, besando mi cuello con ardor, haciendo todas estas cosas para que olvidase el dolor, y lo consiguió, pues me encontraba jadeante, moviendo las caderas, pidiéndole más. Jun se acomodó, quedando de rodillas sobre el sofá y levantó mis caderas, penetrándome con más rapidez y con más profundidad. De mi garganta salían gemidos enloquecidos, mi respiración se tornó costosa y totalmente agitada y la vista se me nublaba; aun así solo hacia pedir por más. Él tomó una de mis piernas y la subió en su hombro, dejando sus manos en mis caderas y moviéndolas a su ritmo… era delicioso el sentirlo entrar y salir de mi cuerpo con rapidez, él gemía con cada embestida, al igual que yo también, que susurraba incoherencias mientras jadeaba sin parar. Levanté una mano y le aparté el flequillo de la frente ya humedecida por el sudor, quería ver el rostro de mi amante, quería ver los gestos que hacía cada vez que emitía un jadeo. Lo deseaba, lo deseaba demasiado y el hacer el amor con él, me lo confirmaba.

El ritmo de sus embestidas había aumentado favorablemente, una de mis manos se hallaba sobre el espaldar del sofá y con la otra intentaba acallar mis jadeos, no pude evitar sonrojarme cuando recorrió mi cuerpo con una mirada lasciva, lamiendo sus labios después
-         Aparta tu mano, me encantan los sonidos que haces- susurró con dificultad. Aquello fue suficiente para darle rienda suelta a mis jadeos, luego el salió de mi cuerpo; lo miré con una interrogante y Jun se encogió de hombros. En silencio, me tomó de la mano hasta sentarme en el sofá- quiero que te pongas a cuatro patas…- susurró en mi oído
-         Hentai…- dije sin aliento. Me sentía levemente agotado, probablemente el también, pero ninguno de los dos tenia la mínima intención de parar. Le obedecí y me apoyé de uno de los brazos del sofá, quedándome de rodillas frente a él
-         Exacto, perra- escuché que dijo a mis espaldas, dejó sus manos sobre las mías y volvió a penetrarme, esta vez sin cuidado alguno. Ambos gemimos al unísono, comencé a mover las caderas, y él hizo lo mismo, propinándome salvajes estocadas que me hacían estremecer, aquello estaba fuera de control. El miembro de Jun entraba y salía una y otra vez, golpeando sádicamente mis paredes y causándome un indescriptible placer, al paso que íbamos no iba a soportar mucho, mis gemidos se habían vuelto gritos delirantes, mi erección se encontraba húmeda, y sabia que en cualquier momento terminaría, pues estaba a punto de estallar
-         Uhm… así… así Jun… más…- gemí- fuerte…- susurré entrecortadamente. Sentí una de sus manos envolver mi desatendido miembro y acariciarlo con urgencia, uniendo esto a sus movimientos de cadera, era simplemente el paraíso, nada se comparaba con esto. Continuó penetrándome con frenéticas estocadas, mientras yo disfrutaba al máximo… Cerré los ojos con fuerza y me sostuve del sofá mientras volvía a correrme en su mano, suspirando al sentir como su semilla se esparcía dentro de mí.

Me dejé caer sin cuidado alguno, luchando por encontrar algo de aire. El único sonido que se escuchaba era el de nuestras respiraciones algo agitadas, él se quedó encima de mi, pero en cuestión de segundos dejé de sentir su peso, y la sensación de tenerlo dentro de mi, lentamente me estaba quedando dormido…

Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en una habitación que no era la mía, entonces al ver a mi sempai dormir placidamente a mi lado, lo recordé todo, sintiendo como mis mejillas se ruborizaban violentamente. Sin poder evitarlo, acaricié su cabello con suavidad, él se despertó y esbozó una leve sonrisa
-         ¿Te sientes bien?- preguntó con la voz algo adormilada
-         Si, me duele un poco la espalda, pero, está todo bien…- contesté en voz baja- en mi casa van a matarme- agregué con un suspiro
-         No lo creo. Si lo hacen, te quedas aquí- me guiñó un ojo
-         Soy yo quien no lo cree. Si me tienes aquí, espantaré a tus “visitas”- él rió al escucharme
-         Descuida, llamé a tu casa y les dije que te dormiste aquí, que me dio pena despertarte y que te dejaría aquí- me informó
-         Gracias- le di un beso en la mejilla y suspiré
-         Y ahora, a dormir- me colocó la cabeza en la almohada y sonreí. Se que para él esto fue una noche más con otra persona más, más para mi había sido algo especial, había sido mi primera vez y me alegraba enormemente que hubiese sido con él.

Desde aquel entonces nuestros encuentros se daban con más frecuencia, no podía negar que me fascinaba el hecho de que siempre fuese él quien me llamara, pero sabia que no era más que quien le bajaba la calentura, más a mi no me importaba, pues me encantaba hacer el amor con él. Estaba totalmente encadenado a esto, y cada día quería más, más de él, de su sadismo, de su maldad… 

2 comentarios:

  1. nunca había leido esta pareja asi que me dió curiosidad y... Mi ídolo *-* Si vieras como me has dejado...
    Pero cómo puede ser tan hentai!? Lemon!!!!!! *O* Y que lemon... Pero cómo puede ser tan hentai!? (si, me repito XD)
    jejejejejejeje a Daiki le gusta que le den duro *O* Y a mi me gusta leer esto y todo lo que escribís
    Quiero la segunda parte *-*

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  2. Okey es la primeravez k paso a esté blog o_O __ y no puedo creer lok acabo de leer kyaaaaaaaa es la primera vez k leo está pareja o_O el lemon estuvo tan asdasdasdas __

    Kyaaaaaaaa Hentaii >///<__Daiki dios te gusta k te den duro he ;-) __kyaaaaaaaa contiii quiero contii ya __ eres genial

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